Siempre es grato hacer una recorrida exhaustiva, detallada, haciendo “escalas” en aquellos lugares que pueden ser de interés común del lector, buscando reflejar la verdad lo más fielmente posible, porque de eso se trata nuestro trabajo, contar lo que se ve y lo que pasa, lugar seguramente no siempre compartido.
Algunos armadores, preocupados por la falta de “gente” para trabajar, algunos pesqueros parados por falta de segundo patron, y otros preocupados porque todos son marineros, y a decir verdad se quejan porque algunos carecen de experiencia. Lo concreto es que en el fondo, hoy la realidad del muelle es distinta a la de la ciudad. En el puerto hoy falta gente de trabajo, faltan segundos capitanes y a veces maquinistas.
Y no se trata de contar las “malas” solamente, aunque a algunas personas, con intereses creados al fin y al cabo, les parezca de ese modo.
Hoy las miradas se pueden profundizar aún más, habida cuenta que el movimiento vehicular y de peatones, ya no es el mismo que el que se palpaba hace unos quince días, plena temporada marplatense. Hoy la banquina chica, con pocas lanchas amarradas –apenas 4- presentaba un panorama no habitual. Ni turistas ni lobos marinos al borde de la banquina, solo una veintena en una de las calles interiores, que simpáticamente se prestaban para la fotografía de los escasos visitantes, pero no sin dejar los rastros de sus heces sobre el asfalto.
La detención nos permite el saludo con quienes vemos prácticamente a diario y con el personal de Prefectura que vigila un panorama casi desolador.
Se erige una figura verde, en realidad está ahí desde hace meses, casi un año, y ahora parece volver a cobrar vida, aunque parezca mentira, pero lo que en el medio naval y en la pesca misma se conoce como el “syncrolift”, da la sensación de tomar el curso buscado.
Es que los demorados “pilotes” que debían estar colocados hace varios meses y que la burocracia y la ahora desaparecida OPDS no permitían por cuestiones supuestamente técnicas, hoy ya están por sobre la superficie y avanzando, con maquinarias y operarios, tal vez dejando poco espacio para el ingreso de esas 10 lanchas amarillas que en el mediodía de este miércoles aún no regresaban, pero operativo al fin para que todos puedan trabajar.
Detrás, “cruzando” la calle y erguido pero aún sin color (solamente el de sus toneladas de chapas importadas), espera el que será el buque emblema de la industria naval argentina en referencia a la pesca extractiva. Ahí está el “Luigi”, así se lo conoce y así continuará. Es el barco que por cuestiones más referidas a demoras incomprensibles que a los trabajos propiamente dichos, aún tiene para varios días, para finalizar su obra que daría la impresión viene con algún retraso.
Punto para los buenos. El que se alargue el “syncro” y se pueda continuar trabajando es un punto para los buenos, para esos que quieren hacer las cosas bien, que buscan hacer competitiva la Industria nacional, que muestran a diario que se puede, aun con las controversias financieras y las imposibilidades de la importación. SPI avanza con la construcción del mayor tangonero hecho en Argentina, hecho en Mar del Plata, por si no fuese poco.
El muelle “Deyacobbi” presenta un panorama muy tranquilo, el “Huafeng 827” junto al “Antonia D”, esperan por inspecciones finales mostrando su calidad de construcción hecha en el propio puerto marplatense, mientras que enfrente, sobre la 5º sección pareciera observarlo el “Federico C” un buque distinto con buena línea pero con algunas deficiencias que pronto fueron reparadas.
La mirada no deja de posarse en las aguas constantes que llegan a través de la finalización de los desagües pluviales en la 4º sección, que arriban de la ciudad. Vaya paradoja, por dos, primero porque pensar que el Consorcio y la provincia deben pagar pingues facturas a empresas extranjeras para sacar el limo del fondo marino dentro del puerto local, y a decir es producto de escombros de limo, arena y barro que es arrasada de las calles de la ciudad y descarga en el mismísimo puerto; por otro lado, vaya paradoja, desde Luro e Hipólito Yrigoyen el ejecutivo local propina contra el impacto ambiental de petroleras distantes 400km de las costas marplatenses, y pensar que la descarga de pluviales con basura, plásticos, desechos, ratas, arena y barro descarga en el puerto local…., que involuntariamente han hecho que los buques allí amarrados ya no se mantengan a flote, sino que estén “apoyados” sobre el incipiente fondo que crece minuto a minuto y que solo tiene 20cm de profundidad. Lo bueno que no se hundirán, si miramos con ojos optimistas…
Ya es hora que se terminen los agotadores trámites burocráticos que no se sabe bien donde nacen, pero sí a que y quienes perjudican, con barcos desguazados por la mitad y que no se finaliza con la tarea, perdiendo metros de muelle imprescindibles, mientras se habla de nuevas construcciones de muelles.
La buena voluntad y las grandes intenciones ya parecen no alcanzar a tantas demoras de acciones que deberían catalogarse como urgentes. Para muestra basta un botón se decía: una garita de seguridad “tumbada” por efecto de algún viento huracanado prácticamente en el inicio de la galería aérea de los silos.
Y cada mención de un tema parece oficiar de disparador de otro más. Decimos “galería de los silos” y vemos que aún está ahí, intacta, sin poder concretarse el inicio de la obra planificada para lo cual ya se hicieron todos los estudios pertinentes, lo que posibilitaría ganar mayor espacio sobre la sección 13º, amén de algunas embarcaciones que vaya uno a saber por qué cuestiones particulares no salen a la pesca y ni siquiera se vislumbra alguna futura salida.
Mudos testigos son los polietilenos negros de una especie de “silos-bolsa” y pozos forrados con el mismo material de alguna gestión olvidable al frente del hoy CPRMDP. Dicen ser materiales tóxicos o con fuerte impacto ambiental, no hay manera de ponerle el cascabel al gato. Para el olvido, igual que la famosa draga Mendoza amarrada en la escollera norte con sus bodegas llenas de fango que aun permanece a flote y que nadie sabe quien se encargara de moverla, con la esperanza que llegue antes la decisión, que su hundimiento.
Mucho trabajo por hacer, mucho por tomar nota, mucho por ordenar, todo mucho, pero lento, muy lento.
Bien está que se respeten los órganos de la Constitución, que se trate de tener todo absolutamente conforme a derecho y disposiciones vigentes, desde los papeles hasta las instalaciones, pero si eso conlleva un retraso como el que hoy que se visualiza no sirve.
También está muy bien, que los responsables recorran cada uno de los sectores del puerto, en definitiva es parte de su función. Pero a la hora de comunicar, se evidencia que el receptor no comprende o es atravesado por la desidia, sentados, en el mejor de los casos, en escritorios que distan 360 km. del puerto marplatense o 400 km. dependiendo del organismo.
Siempre vamos a acompañar las acciones que tengan que ver con el crecimiento, con la propuesta, con el continuar con una transformación positiva del puerto de Mar del Plata, pero hay cosas que ya superan todo.
“No nos une el amor, sino el espanto” citó Jorge Luis Borges, esperemos que ésta, una de sus tantas y recordadas frases no sea aplicable a la situación actual.
Nada más lejano que ser agorero, bien distante estamos de eso, estamos del lado de los buenos, de los que hacen o intentan hacer. Los malos que se queden con los malos, allá ellos; y como bien dice un amigo “los buenos se juntan con los buenos».