Los números más allá de las estadísticas marcan lo que se vivió durante el último año y si bien siempre es aventurado enunciar lo que puede llegar, el 2023, tendrá nuevos desafíos, estará en la sagacidad y en la capacidad –siembre bien entendida- de que sea más con menos conflictos y de crecimiento y desarrollo.
El total de descargas de pescados y mariscos durante 2022, entre todas las especies y los puertos argentinos marcaron que desde los buques llegaron 785.770,3 toneladas, de los cuales entre embarcaciones costeras, de altura y de rada o ría totalizaron 388.791, en tanto que las restantes (entre congeladores arrastreros, palangreros, poteros, tangoneros, tramperos y surimeros) sumaron 396.979,3 toneladas.
El comparativo con el año 2021 indica que fueron menos las descargas, ya que en el año que recién finalizó se habían descargado en total 796.813,1 toneladas, mientras que en el 2020 los totales marcaron 789.745,5.
El ranking de descargas lo vuelve a encabezar Mar del Plata, no en vano se lo denomina como el puerto más importante de nuestro país, duplicando a quien ocupó el segundo lugar que es Puerto Madryn, aquí el desglose del 2022 de acuerdo a números oficiales:
- Mar del Plata (Buenos Aires) – 381.860,2 toneladas
- Puerto Madryn (Chubut) – 137.844,1 toneladas
- Rawson (Chubut) – 73.371,8 toneladas
- Puerto Deseado (Santa Cruz) – 67.893,3 toneladas
- Ushuaia (Tierra del Fuego) – 37.723,8 toneladas
- Caleta Paula (Santa Cruz) – 24.802,2 toneladas
- Comodoro Rivadavia (Chubut) – 19.990,6 toneladas
- Otros Puertos – 19.975,9 toneladas
- Ingeniero White (Buenos Aires) – 9.966,5 toneladas
- San Antonio Oeste (Río Negro) – 6.232,1 toneladas
- San Antonio Este (Río Negro) – 3.851,9 toneladas
- Necochea (Buenos Aires) – 1.787,4 toneladas
- Bahía Blanca (Buenos Aires) – 470,4 toneladas
La referencia en este listado a “otros puertos” y que fue confeccionado por PESCARE de acuerdo a números oficiales, es hacia los puertos de General Lavalle, Río Salado, Rosales, San Clemente del Tuyú (Buenos Aires); Camarones (Chubut); Caleta Olivia y San Julián (Santa Cruz).
La especie más descargada en nuestro país durante el 2022 fue la merluza hubbsi (si se toman en cuenta todas las zonas) con 284.351,7, seguido por el langostino con 203.867,8 toneladas, tras lo cual se ubicó, el Calamar Illex con 167.112,2 toneladas.
En el año 2021, se habían capturado 223.653,7 toneladas de langostino (una baja de casi 20 mil toneladas), en tanto que en el 2020 las descargas del Pleoticus muelleri habían llegado a 183.892,9 toneladas.
En referencia a las descargas, enumeradas por provincias, el liderazgo de Mar del Plata, posibilita que de las cinco provincias con litoral marítimo, Buenos Aires sea el territorio que mayor actividad registra, duplicando prácticamente a quien ocupa el segundo lugar:
- Buenos Aires – 408.057,7 toneladas
- Chubut – 237.035,6 toneladas
- Santa Cruz – 92.869,4 toneladas
- Tierra del Fuego – 37.726,8 toneladas
- Río Negro – 10.084 toneladas
En el período anual del año 2021, y con menores descargas que en el último año, el ordenamiento ha sido similar, pero con estos números:
- Buenos Aires – 389.609,9 toneladas
- Chubut – 254.141,2 toneladas
- Santa Cruz – 88.236,4 toneladas
- Tierra del Fuego – 49.645,1 toneladas
- Río Negro – 15.121,9 toneladas
Mientas que en el año 2020 los números destacaron que se descargaron en:
- Buenos Aires – 432.521,6 toneladas
- Chubut – 229.963,5 toneladas
- Santa Cruz – 64.469,7 toneladas
- Tierra del Fuego – 49.666,6 toneladas
- Río Negro – 13.124,1 toneladas
Entendemos que el gran desafío por delante es convertir el producto de la actividad primaria extractiva en alimento pre elaborado con destino góndola para el resto del mundo. Por supuesto será una expresión de deseos debido a costos, impuestos y demas tributos que desde el gobierno no terminan de impulsar. Por ejemplo acuerdos bilaterales, acuerdos marco entre bloques, Mercosur-Unión Europea, tratados de libre comercio, en definitiva grandes delineamientos que incluso exceden la cartera de Pesca.
La actividad puede resultar una explosión de desarrollos alimenticios, convirtiendo la actividad pesquera en alimenticia, generando valores récords en volúmenes de exportaciones, valor agregado y mano de obra que termina redundando en beneficios de desarrollo productivo para las comunidades del sector y las indirectas. Mucho depende de la política de Estado frente a la actividad que por cierto, roza niveles de eficiencia, dinamismo e inversión como pocas actividades productivas.
Números que seguramente serán tomados como desafíos para este 2023 que recién comienza, donde la competitividad será la constante, donde la puja interprovincial no estará ausente, donde –esperemos- la lealtad sea el denominador común para crecer. Detrás hay empresarios, empresas, trabajadores y familias, a no olvidar.