Con el inminente inicio de una nueva zafra de calamar Illex Argentinus, la flota potera argentina se prepara para zarpar hacia el sur del paralelo 49. Este período marca el final de un receso temprano que, desde fines de mayo, permitió a las embarcaciones someterse a extensos trabajos de mantenimiento y adecuación, en aras de enfrentar mareas que suelen extenderse entre 36 y 45 días y donde la explosión del recurso no permite la perdida de una sola marea, ya que se ve comprometida su rentabilidad operativa. En este contexto, la puesta a punto abarca sistemas de navegación, maquinaria, plantas de procesado, equipos de refrigeración, túneles, bodegas y el casco en general, además de cumplir con las estrictas normativas exigidas por la Prefectura Naval Argentina que año tras año tienen mayor incidencia dentro de reglamentaciones que van más allá de las ordinarias en materia de gestión de seguridad.
Las empresas armadoras han desplegado enormes esfuerzos para garantizar que cada buque obtenga el Certificado Nacional de Seguridad de la Navegación y cumpla con los requisitos del Sistema de Gestión de Seguridad (SGS). Estos documentos son esenciales para obtener el despacho a pesca, un proceso que, aunque sencillo en teoría, implica una compleja instrumentación logística y administrativa, además de zafarranchos que no siempre el personal embarcado llega con los estándares exigidos por la misma autoridad que le brinda su certificación apta de embarque.
Mar del Plata, como epicentro de reparaciones navales, ha sido testigo de una intensa actividad en astilleros como SPI donde por prestación de servicio se convierte en el único por capacidad de eslora y manga, como de disponibilidad de calado.
Sin embargo, la concentración de toda la flota en una misma ventana temporal exige una planificación meticulosa. Tareas como la reparación de cascos y el recambio de chapas en seco han puesto a prueba la capacidad instalada del sector, evidenciando cuellos de botella que, de no manejarse adecuadamente, podrían generar demoras en el propio inicio de la temporada para quien incurra en ese error de planificación. Este año ha sido más extenso en tiempo de estadía en puerto por lo que el trabajo a bordo se fue dando sin mayores premuras, aunque la capacidad del puerto de Mar del Plata sintió la ocupación prematura de los espacios operables, principalmente para buques de mayor porte donde se competía por el metro lineal de muelle.
En el puerto, una fuerza laboral multidisciplinaria compuesta por técnicos en frío, calderería, mecánica y electrónica trabaja sin descanso para dejar los buques en condiciones óptimas. Las inspecciones preliminares revelan que la mayoría de las embarcaciones están listas, aunque algunos detalles finales, como la puesta a punto de poteras y equipos de frío, siguen en curso, labor para la gente de PM refrigeración que en un constante trabajo desde el taller a las distintas secciones del muelle de ultramar evidencian ultimar detalles previos a la zarpada, para algunos ya el propio 1 de enero.
Uno de los principales interrogantes de la zafra 2025 radica en la incertidumbre respecto a los stocks del calamar Illex Argentinus en la zona sur. En los últimos cuatro años, las capturas en estas latitudes han mostrado una merma tanto en cantidad como en calidad, con tamaños comerciales pequeños (S y SS) y un insuficiente desarrollo en el espesor de la pared de la vaina, aunque el año pasado, la temporada arranco con esplendor, pero algo mas al norte.
La falta de campañas científicas por parte del INIDEP, debido a retrasos en la reparación de sus buques, años anteriores, ha dejado como única fuente de información a la flota congeladora de arrastre, cuyos hallazgos recientes apuntan a una baja densidad del recurso en esa zona. La ausencia de datos concretos subraya la necesidad de priorizar la investigación para garantizar la sostenibilidad del caladero, no obstante, los primeros datos de algunos buques de la flota potera extranjera que opera lindera a la milla 200 algo al norte al través de Comodoro Rivadavia, data de concentraciones en tamaño S donde algunos buques ya han capturado hasta 30 tn/día. Si bien, el dato no es común a todos los buques y durante todos los días, sin dudas estas primeras capturas correspondientes a la primera semana de diciembre, ha gatillado el arribo masivo de más de 150 buques que surcan al sur por aguas jurisdiccionales chilenas, e incluso por el sur de Ciudad del Cabo en Sudáfrica, donde se desplazan en concentraciones de hasta 10 embarcaciones.
“La preparación de los buques poteros este año ha sido una tarea menos compleja que el año anterior ”, nos decía un armador local el mismo 24 de diciembre por la mañana al lado de su buque, “ en gran parte debido a que con el nuevo modelo de gobierno se han flexibilizado las restricciones impuestas por las políticas gubernamentales que desincentivaban la importación de bienes de trabajo. Desde la implementación del sistema de importaciones (SIRA) hasta la imposibilidad de girar divisas al exterior, las empresas habíamos enfrentado una serie de trabas que encarecen y complican la adquisición de repuestos y equipos esenciales, como líneas de eje, reductoras, sondas y transductores, ahora el modelo es otro; al menos se puede reparar y reacondicionar sin demoras complejas como el año pasado”.
“Como agravante, vemos que los costos de reparaciones están alcanzando valores muy altos en dólares para poder competir con el mismo producto en los mismos mercados. Sumado al costo laboral, creo que este año, también en el calamar la cosa se va a poner difícil”, terminó sentenciando.
El inicio de la zafra 2025 pone de manifiesto las fortalezas y debilidades del sector pesquero argentino. Por un lado, destaca el compromiso y la capacidad de las empresas armadoras para sortear adversidades y mantener una actividad clave para la generación de empleo y divisas pero principalmente la sustentabilidad económica de los grupos empresarios. Por otro, expone las ineficiencias de un sistema burocrático que, lejos de facilitar, entorpece el desarrollo de una industria vital y por último, hace referencia a costos que son excesivamente altos en moneda dura, lo que impide un mejor perfil competitivo en el sector abastecedor de calamar mundial.
Convertir estas barreras en oportunidades requiere de un enfoque político estratégico que promueva un entorno propicio para la producción y el comercio. Solo así se podrá garantizar que el calamar Illex Argentinus, símbolo de la riqueza del mar argentino, continúe siendo un motor de crecimiento para el país, por ahora… lejos.