A instancias de una nueva prospección para evaluar el recurso langostino que de origen al inicio de una nueva zafra en aguas bajo la jurisdicción provincial, genera gran expectativa una reunión para hoy cita en Trelew donde se reúnen las más alejadas partes entre los que se destacan armadores independientes, propietarios, asociados a cámaras menores, asociados a la CAFACh y hasta representantes de grandes empresas independientes no asociados a ninguna cámara como el caso de CONARPESA entre otros.
El eje central del debate será la fijación de los salarios para la próxima temporada, en un contexto marcado por un prolongado conflicto que lleva un año desde la firma de un contrato paritario que al suceder de la realidad fue pesimamente elaborado. Los empresarios han manifestado su incapacidad para satisfacer las exigencias del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), que reclama un ajuste de $1.500 por kilo de langostino, mientras que la oferta del sector más duro pretende fijarlo en $918 por kilo. Durante la reunión, se presentará un estudio de simulación que proyecta ingresos casi estratosféricos para la marinería que podrían ascender a $40 millones mensuales. La finalidad de este encuentro es articular una postura consensuada que será comunicada tanto a los gremios como a las autoridades gubernamentales y la sociedad en general. Un grave primer error, ¿desde cuando hay que abrir los balances de los grupos empresarios para persuadir cuanto se puede o no pagar?.
Hechos y opiniones
Situados a mediados de octubre del año pasado y sin desconocer la arrogancia generada por una burbuja de rentabilidades extras como consecuencia de haberse llevado por delante un recurso que se suicida frente al puerto de Rawson, (no se lo pesca, ¡entra en la red! -y discúlpese el exacerbado ejemplo, que solo busca mostrar la facilidad del arte de pescar por aquellas latitudes a escasas 5 millas del muelle); en precios que distaban tantísimo de costos y en volúmenes que alcanzan las 75.000 toneladas anuales; muchos armadores, creídos en grandes empresarios, trazaron un esquema lineal ascendente, multiplicador de utilidades y de realidades de un complejo mercado financiero argentino que apuntaba a una gran hiperinflación, (ya que además de grandes armadores son importantes economistas que todo lo saben). Por eso, justificaban y no asumen su craso error. Firmaron un convenio paritario que con el cambio de modelo ni Dios lo puede pagar. De hecho, por más vueltas que se le dé a la pirámide, jamás se la podrá parar por el vértice. Es inestable, se cae. Y eso es lo que intentan enmendar hoy una junta de devenidos empresarios creídos después de grandes coloquios, eventos y reuniones en Conxemar 2024, -símil fumata callejera-, que la solución está a la vista y no entendiendo que otra vez los alejó de la tierra.
Partiendo de la base que hubo una pésima lectura por parte de quienes firmaron un convenio paritario en un esquema previsto espiralizado, de golpe se encontraron con un freno violento en todas las variables impulsado por la simple razón de un cambio de gobierno y con El, de política económica. No la vieron, no la ven.
La tormenta perfecta. Había mucho stock ya en cámaras de frío, los mercados internacionales que olfateaban sangre y jugaron a favor de presionar precios a la baja, la falta de demanda y las sobre exigencias del SOMU, que solamente exigía que se pague lo firmado. Resultado, parálisis de la flota, caos, discrepancias y conflictos sin resolución desde hace 10 meses para algunos sujetos dentro del paraguas de la cámara.
Hoy intentan encontrar un acuerdo, pero los errores se siguen multiplicando por cuanto el negocio no da más. Al margen de si un marinero alcance a ganar $40 millones o el doble, y nadie discute que hasta pueda tener razón y además merecerlo, sin dudas, por su trabajo, pero la pregunta es ¿cuánto debe ganar un capitán?, ¿cuánto un maquinista? y, sobre todo, ¿cuánto debe ganar el dueño del negocio, la empresa armadora?
Es un absurdo pensar que el dueño del barco o el armador -hoy símil croupier repartiendo fichas-, se haya convertido en el cartonero Báez, un simple administrador de beneficios ajenos.
El sistema no funciona. Se terminó la matriz del negocio del langostino formal (ahora sí las cajas llegan de 21kg o a granel, el esquema cambia), por más vueltas que le busquen. No se puede pagar lo que se firmó. Y eso deben asumirlo los gremios; pero, sobre todo -con mea culpa de por medio-, quienes obnubilados por el reflejo de los brillos de la burbuja roja los llevó a creerse omnipotentes.
La realidad ajusta a las partes y esta se la acepta con vocación superadora o se la discute en vano con el desgaste económico que de ello se desprende. La correctiva alcanzó grandes imperios que cayeron como castillos de arena, ¿Por qué a algunas empresas de Rawson no les tocaría en caso de persistir con la obstinada necesidad de pescar pagando sobrecostos?
La realidad impone un ajuste inminente, y ese ajuste solo puede aceptarse con una visión superadora de la realidad, o se continuará con el conflicto de manera inevitable. Y está claro que la guerra nunca ha sido el mejor estado para el ser humano, lo importante es que lo entiendan las partes.
Este día será decisivo para comprender hacia dónde va un modelo que no puede soportar más incrementos, ni de proveedores ni de gremios, y mucho menos de un Estado que sigue exprimiendo tanto a trabajadores como a productores e industriales. La matriz económica ha cambiado, y si no se acepta este nuevo escenario, la zafra bajo jurisdicción de Chubut corre el riesgo de no comenzar. El origen de todo negocio es la rentabilidad, hoy la misma no está dada para las empresas que en definitiva son el árbol motor de toda la actividad, producto inequívoco del trabajo, el mismo que desde oficinas alejadas de los muelles se pretende gerenciar.
En este contexto, el gobierno, que ve en la pesca una fuente generadora de ingresos, empleo, desarrollo y paz social, está presionando para que se logre un acuerdo, el cual podría surgir, quizás por iniciativa de armadores independientes que, desmarcados de la CAFACh, estarán pescando en cuestión de días, con o sin el respaldo de dicha cámara.