La reciente iniciativa del presidente Donald Trump de utilizar los aranceles como una herramienta geopolítica para la negociación de temas estratégicos y comerciales plantea serios interrogantes sobre la dirección del comercio internacional y las relaciones entre Estados Unidos y sus principales socios comerciales, particularmente México, Canadá y China, pero con severas implicancias en el comercio internacional.
En una declaración vertida en su plataforma de la red social X, Trump suspendió temporalmente los aranceles del 25 por ciento previstos para México, luego de una conversación con la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, en la cual se acordó el despliegue de 10.000 soldados mexicanos a la frontera norte con el objetivo de frenar el flujo de fentanilo y migrantes ilegales.
Esta estrategia, que vincula medidas arancelarias a acuerdos políticos y de seguridad, establece un precedente peligroso para la economía global. De implementarse de manera extendida, el uso de aranceles como moneda de cambio podría sumergir al comercio internacional en un estado de incertidumbre sin precedentes, afectando tanto a empresas como a consumidores a nivel mundial. En particular, las industrias estadounidenses y canadienses ya se encuentran haciendo frente a los posibles impactos de esta decisión, ya que los aranceles afectan no solo a las importaciones de productos chinos, sino también a bienes esenciales que circulan entre estos países vecinos.
La Federación Nacional de Minoristas ha manifestado su preocupación por el impacto negativo que podría tener en los precios y en la cadena de suministro. En este sentido, es evidente que los aranceles imponen un riesgo significativo para las empresas que dependen de importaciones, que operan en ambas naciones, enfrentando un modelo de incertidumbre que podrían alterar gravemente sus modelos de negocio.
El marco legal bajo el cual Trump ha activado estos aranceles, la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional de 1977, otorga al presidente una considerable autoridad, pero también plantea un debate jurídico sobre si la situación realmente justifica una «emergencia nacional».
Pero, ¿qué significa esta ley? La Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional (IEEPA, por sus siglas en inglés) es un pacto regulatorio que otorga autoridad ejecutiva sobre emergencias en tiempos de paz.
Esta le otorga al presidente amplios poderes como facultades extendidas para investigar, regular o bloquear las actividades económicas que involucran a entidades extranjeras. La ley se aplica a casi cualquier transacción que involucre a ciudadanos, gobiernos o empresas extranjeros que esté bajo la jurisdicción de los Estados Unidos.
Esto incluye la importación o exportación de divisas y valores. Siempre que el presidente declare una emergencia nacional mediante una orden ejecutiva, se le otorgará autoridad ejecutiva suficiente para aprobar y administrar regulaciones de sanciones.
La controversia sobre esta interpretación podría derivar en disputas legales a nivel de la Organización Mundial del Comercio (OMC), aunque su resolución podría tardar años, un plazo inaceptable dada la naturaleza urgente de los impactos en el mercado.
Lo que es evidente es que el establecimiento de aranceles como herramienta de negociación política podría desestabilizar los mercados globales. Si esta dinámica persiste, es posible que se abra un ciclo de represalias comerciales, donde países opten por medidas similares para proteger sus propios intereses, resultando en una guerra comercial prolongada que afectaría gravemente a las economías interconectadas.
Este enfoque podría tener efectos catastróficos no solo para los países involucrados, sino también para el sistema de comercio global que, durante décadas, ha favorecido la cooperación sobre todo conflicto comercial.
Trump oficializa de esta manera la guerra comercial, decretando los aranceles a importaciones de México, Canadá y China en una emergencia económica para imponer aranceles del 10% a todas las importaciones procedentes de China y del 25% a las procedentes de México y Canadá, los mayores socios comerciales de Estados Unidos, aunque cuando los mercados mostraron caídas violentas, flexibiliza a México dentro de las pretensiones originales.
Los líderes políticos deben reconsiderar el uso de aranceles como un instrumento de coerción estratégica, y optar por un diálogo constructivo que permita la resolución de disputas sin recurrir a prácticas que amenazan la estabilidad económica internacional. El comercio global es un sistema delicado, donde hoy, el dólar alcanzó a un máximo histórico frente al EURO en 1,0194 evidenciando que cualquier alteración significativa en su equilibrio podría generar consecuencias imprevistas que impacten negativamente a millones de empresas y personas en todo el mundo.