Se presentó este martes en la sede de la Asociación Argentina de Capitanes, Pilotos y Patrones de Pesca el libro “Silencios del Alma”. Su autor: nada menos que Juan Taranto… o “Yuane”.
Sus más de 150 páginas reflejan pensamientos, sensaciones, vivencias, historias. Un hombre llegado desde otra tierra pero no se le nota. Es parte de la historia viva del puerto de Mar del Plata.
Su vida, sus padres, sus hijos, toda su familia tienen un papel preponderante y están muy bien plasmados, donde además de sus escritos se pueden encontrar fotos históricas. Recuerdos, pensamientos y originalidad de resumen.
La tarde noche no estuvo carente de emociones, tanto de parte del autor del libro como del propio reconocido locutor Eduardo Zanoli, quien también hizo referencias a como desde otro barrio (La Juanita) veía el puerto marplatense en su juventud.
No faltaron las palabras de uno de los grandes referentes de la pesca marplatense como “El Tony” Solimeno y el titular de la Asociación de Capitanes Jorge Frías quien además de brindar las instalaciones recibió un presente de parte del autor del libro.
La editora responsable es Mariana Boh quien tuvo elogiosas palabras sobre Taranto, al igual que el Contraalmirante (RE) Edgardo Aníbal García, amigo personal del autor y de alguna manera ideólogo de la obra.
Previo a la presentación Juan Taranto dialogó amigablemente con PESCARE no pudiendo ocultar su emoción, la misma que lo atravesó cuando una vez finalizada la presentación se proyectó un video donde su familia habló de “Yuane”, pero no desde la óptica del hombre de mar que conocemos obviamente.
¿Si alguien le dice “Juan” usted se da vuelta? ¿Se reconoce con ese nombre?
No, yo soy “Yuane”. Algo que viene de chiquito cuando yo iba al puerto, tendría siete u ocho años y vendía pescado porque mi viejo iba a pescar. Mucho antes del Mercado Concentrador. La gente me conocía, conocía a mi familia.
Los pescadores de las lanchas se conocían todos entre sí. Era una colonia muy chiquita que estaba delimitada por el Boulevard Marítimo, Cerrito y de Vértiz a Juan B. Justo (antes Cincuentenario).
Vivíamos en comunidad. Era toda gente que había sufrido por la guerra. Nos criamos todos acá.
¿Qué son esos “Silencios del Alma” como se titula el libro?
Cuando uno no tiene con quién hablar y con quien expresar cosas, habla consigo mismo. Son cosas que salen de adentro. Por ejemplo hasta una conversación con una radio. Porque ahora se comunican por teléfono, pero en una época nosotros no teníamos teléfono.
Navegamos y teníamos… nada. Y la soledad era una consecuencia, ahora también, pero antes era más profunda. Mucho tiempo de estar solo, mucho tiempo de pensar en muchas cosas, mucho tiempo de no hablar con nadie, mucho tiempo de no decirle a alguien muchas cosas, y no tener el tiempo para poder hacerlo.
Y eso se fue volcando a los papeles…
Yo escribía pequeñas cosas en papeles cualquiera, pedazos de papel, no eran hojas de un cuaderno, no era algo ordenado. Papeles grandes, pequeños, hojas y hojas que guardaba en una caja a lo largo de los años.
Un amigo (el contraalmirante García) me dijo: ¿qué vas a hacer con todo esto? Me preguntó ¿vos escribiste esto?, sí le respondí. No puede ser me dijo, y le dije con sinceridad que nunca pensé en hacer nada con todo eso. Lo hice porque me salía. A mí se me ocurría que un día mis hijos agarraran la caja y leyeran esos papeles. “Como le vas a dar papeles a tus hijos” fue su respuesta.
Uno le da los hijos lo que tiene. No mira si está ordenado o no. Yo pensaba que un día lo iban a leer… y mi amigo me convenció que había que volcarlo a un libro. Pensaba que mi amigo estaba loco, pero quería que todo eso que escribí se transformara en libro.
Uno no está en estas cosas, está enfrascado en el trabajo, es algo que yo desconocía. Lo mío es la vida cotidiana con la familia, el barco, la empresa. De verdad muchas cosas van a la basura y es lamentable. Nos damos cuenta después que hicimos las cosas mal.
Eso también aplica para la vida.
Por supuesto. Hay gente que ve otras cosas que nosotros no vemos, desde otro lugar y nos van diciendo “es una pena que todo esto se tira a la basura, porque es parte de tu vida”. Así nació la compaginación, el libro, las fotos, los interrogantes y muchas cosas…
Claramente el libro no tiene un fin comercial, sino reflejar su vida y lo recopilado durante tanto tiempo.
Para nada tiene un fin comercial. Ya habíamos hecho una presentación previa donde hubo 200 personas. Muchos me preguntaban dónde vendían el libro y yo les dije ‘mirá el libro no se vende, nunca lo publiqué para venderlo. ´
El libro tuvo un solo fin que fue para que mis amigos, mis hijos, mi familia, supieran quién era yo en la profundidad.
¿Cuál fue la reacción y la respuesta de parte de la familia cuando les contó que iba a publicar un libro?
Fueron un poco incrédulos. Porque no podían entender que su papá, que venía del agua, iba a hacer un libro. ‘Este está loco, lo agarró “el alemán”’. Pero se hizo se hizo y la verdad es que me conformó mucho hacerlo y ver que hay cosas que uno no ve y que son importantes, y que las cosas importantes no se tiran.
Se lo nota muy emocionado como no podía ser de otro modo.
Sí, estoy muy emocionado porque hablar de uno no es fácil. Y cuando uno habla del pasado tampoco. Son muchos sentimientos, muchas cosas, la pasamos muy mal en algún momento.
Y hoy en día hemos logrado algo, a partir del sacrificio, como lo hace todo el mundo, pero era mucho más más cerrado todo esto. No era esta vida. Las embarcaciones eran lanchas, no había arranque eléctrico de motores, era todo a manija, no había bomba, no había guinches, no teníamos televisión, no teníamos nada, solo la vida.
¿Ha plantado algún árbol?
Creo que planté como mil. Me faltaba el libro. Le decía a un amigo: el árbol está, el libro está. Falta que “nos pesquen” y chau. Espero comunicarle a la gente, que es mi único deseo, que realmente nos vean como personas de bien, como personas que hemos hecho muchas cosas. A veces el trabajo en silencio nadie lo valora como tal.
Esos “Silencios del Alma” ya no son tales entonces, se han hecho palabra y voz.
Acepté esto, hablarlo con los muchachos, porque están a las puertas de entender todo lo que me pasó a mí, porque ellos están viviendo situaciones parecidas a la mía, con los hijos, con los amigos, la dejadez, la vida en sí, porque nosotros vivimos para el mar.
Vivimos para el mar, el barco, la red, la empresa armadora… y a veces ni los hijos. Uno no se lo pregunta, pero si en un momento se detiene a pensarlo… ¿la otra parte que hice?
Sin dudas, estamos frente a uno de los grandes y experimentados hombres de Mar de la pesca de Mar del Plata. De los que olfateaba el cardumen y leía cada evento sobre la lancha y después el barco. Conocedor de colores y perfumes que se aferró al conocimiento que le fue dando la necesidad de llevar el sustento a casa. Un pescador de la gran puta, de los que hacia punta para descubrir donde estaba la anchoíta que intentaba esconderse de redes y barcos. El mismo que mediante el color y la turbidez del agua con una plomada midiendo la profundidad sabía donde estaba y navegaba sin perderse.
Uno de los últimos bastiones de astucia de la pesca marplatense. Conocedor, marinero, líder, decidido, perspicaz, directo y sin vueltas, que siempre dijo y expresó su sentir, meticuloso, prolijo, decidido, reflexivo, pulcro y volador de altos pensamientos, no nos toma por sorpresa su libro pero sobre todo porque es un ejemplo de trabajador y fundamentalmente de padre e hijo, que ayer, nos arrancó varias lágrimas recordando tiempos pasados que quedarán perpetuados en su escritura pero por sobre todo en el alma de quienes somos sus amigos.
Dos cosas se pusieron de manifiesto ayer, primero y por sobre todo, que “ el mar nos une “, y segundo, como bien decía Platón, “ existen tres tipos de seres, los vivos, los muertos y los que habitarán siempre en el mar “. No hay dudas, Yuane, es uno de estos últimos…
Nos dejó la sensación que habrá días de sol y otros de lluvia, claros y oscuros, días de felicidad y otros de tristeza y melancolía, días para el recuerdo y otros para el olvido. Pero siempre habrá un mañana para volver a empezar… gran tipo Yuane.