Todos los complejos exportadores, productivos, generadores de divisas, con utilidades superlativas, aunque sea durante periodos de tiempos cortos o ciclos mas largos; como la minería, la agroindustria, la industria del petróleo y gas, el complejo manufacturero alimenticio y el pesquero, en algún punto muchas veces tienen un factor en común.
Cuando el ciclo es a favor crecen y desarrollan, cuando el ciclo en retractivo o correctivo, intentan seguir creciendo y muchas veces fuera de los cánones que rige la Ley, por cuanto la figura del Estado pasa a tener un rol preponderante, porque termina siendo el que paga los platos rotos.
A pesar que todo el mundo empresario goza abiertamente de ser libertario de mente abierta y pensamientos globalistas, cuando las papas queman, el refugio esta cerca de la administración estatal, ¿O acaso cuando un sector no anda bien, la primera puerta que se golpea es la del Estado?.
Para satisfacer ambiciones desmedidas de crecimiento en las buenas, o para paliar circunstancias de ciclos adversos, en las malas, el ingenio y la arquitectura tributaria pasa a tener un rol importante. Poniendo en juego esa falsa premisa donde el mejor contador es el que menos hace pagar…
En el país del vivo y ventajero, bien podría darse ese esquema, que ya sido anticipado por la propia Ex Presidente de la Nación Cristina Fernández cuando a fines de junio había denunciado públicamente » un festival de importaciones y apuntó contra el Banco Central, la AFIP y el Ministerio de Producción » y su falta de control.
Así nacen las triangulaciones. Empresas que generan simplemente oficinas de terciarización en el exterior, donde se les exporta a un valor «simbólico» un determinado bien o servicio, y en el caso de la pesca un producto y/o especie, y las verdaderas utilidades engrosan las arcas de «aquella» oficina que representa a una Sociedad ad hoc, o una Branch o una Offshore en el exterior que comercializa directamente en el mercado a precio real. Es decir, la empresa A hace negocio con C a traves de su casa matriz o empresa vinculada B, siendo B del mismo dueño que A, pero fuera de las fronteras argentinas y comercializando en el mundo. Por ende no solamente es un fraude al fisco y a todos los argentinos, sino que es una forma de transferir dinero al exterior, por cuanto el volumen total de la operación real de C queda en el exterior en B, mientras que fronteras adentro de Argentina la empresa A, el volumen es ínfimo o mucho menor. En definitiva, en cada una de esas operaciones, se termina «sacando» dinero del circuito argentino.
Con el agravante de empresas que históricamente generan pérdidas eternas, por lo pronto, no pagan ganancias, y quedan eternamente endeudadas.
El dinero en moneda dura contante y sonante queda en el exterior en la empresa B, libre de impuestos y retenciones. De esa manera hoy vemos empresas eternamente perdedoras en Argentina y decorosamente generadoras de riqueza en el exterior.
Los espejitos de colores en el siglo XXI siguen intercambiándose, no ya con indios, sino con una fina ingeniería tributaria.
Bajo la lupa, hay un montón de empresas pesqueras, principalmente las que han generado grandes utilidades en los últimos 6 o 7 años a través del producto PREMIUM langostino.
Algunas otras, cuya casa matriz se encuentran en Europa, han abusado de este tipo de maniobras a espaldas del fisco argentino. Por supuesto no todas, pero, como la manzana que pica a todo el cajón, siempre hay alguna y es la que ensucia a todo el resto.
Quizá la pesquera White Gulf pueda ser un leading case, aun en investigación, sabemos no es la única, como también conocemos que la Aduana, trabajando conjuntamente con la AFIP ya tiene detectado al menos 12 empresas, de Mar del Plata, Rawson, Madryn, Comodoro Rivadavia y Puerto Deseado por presunto contrabando, falsificación tributaria, evasión impositiva y maniobras fraudulentas al Estado.
Las actuales autoridades económicas parecen haber detectado estos movimientos y están en estudio para avanzar con los procedimientos.
El propio Director General de Aduanas contador público y abogado Guillermo Michel direcciona esas investigaciones, algunas, referentes a langostinos con destino Reino Unido, Brasil, Europa y Estados Unidos de América; la mayoría de Chubut con la misma especie pero a USA; y otras con la especie calamar desde Santa Cruz. Se investigan también exportaciones de merluza a Brasil.
Atrás quedaron las pocas empresas que puramente hacen operaciones de comercio exterior punto a punto, donde acuerdan un precio que no escapa al de mercado y realizan las operaciones en forma transparente y responsable. Mar del Plata, Comodoro Rivadavia y Deseado aun las conservan, pero no todas tienen esa persistencia de trabajar dentro del marco legal.
Por supuesto que crecen de forma menos vertiginosa que otras, pero en el fondo trabajan conforme a derecho y terminan dando solidez o robustecen todo el clúster pesquero, haciéndolo solido y genuino.
Todos los participantes son buenos, pero si se los controlan son mejores. Si nuestro país en algún punto busca mejorar su calidad, crédito, seriedad y confianza frente a mercados internacionales y frente a la sociedad misma, sin dudas, se deberá hacer un gran peine de toda la actividad, donde la pesquera no debe escapar; las pruebas a la vista.
Días atrás, el propio Director de la DGA, Guillermo Michel, había realizado declaraciones diciendo que » a pesar de trabajar individualmente todos los casos, están buscando generar una percepción de riesgo para corregir conductas a futuro. Son dólares que salen del país para generar una ganancia financiera «.
«La irregularidad no es la triangulación sino hacerlo con sobre o sub facturación «, indicó Michel.
Asimismo, el funcionario dio el ejemplo de una denuncia judicial hecha por la Aduana ante una importación de supuesto material tecnológico al Área Especial de Tierra del Fuego que en realidad eran simples cajas vacías o «tecnología basura» con la que se pretendió registrar una compra fraudulenta por u$s 1,5 millones, que se intento «sacar» de Argentina ese equivalente, ademas adquirido con un Tipo de Cambio oficial para el destino del supuesto pago.
«Hay 722 empresas con más de 13 mil operaciones por alrededor de 1250 millones de dólares. Ya denunciamos varias de esas maniobras a la Justicia argentina«, añadió Michel, haciendo saber que, algunas de esas transacciones, son de vieja data y de algunas empresas pesqueras.