Uno de los investigadores principales del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC) y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Gustavo Lovrich, realizó un exhaustivo análisis sobre los factores ambientales, históricos, gastronómicos y productivos que giran en derredor de lo que hoy es un problema: la escasez de centolla en Tierra del Fuego, algo que viene sucediendo en el último tiempo.
De acuerdo a lo manifestado por Lovrich, la pesca de centolla comenzó hace prácticamente 100 años. Para su captura fueron varios los métodos que se adaptaron, para obtener un recurso que es emblemático y auténtico de la región más austral de la Argentina, donde se trazó un camino inicial con redes hasta llegar a las trampas que conocemos hoy, que son mucho más eficientes.
El biólogo relata que “en los años ’40, al no estar desarrollada la refrigeración, se enlataba. De hecho, una de las tres fábricas que había en Ushuaia, prácticamente solo enlataba, que era Lapataia, y fue la primera en cerrar. Después subsistieron Mar Frío y Pesquera del Beagle. Cerró Mar Frío en los ‘90, y Pesquera del Beagle subsistió hasta fin de los años 2000″.
A comienzos de la década del ’90 se empezó a notar una disminución en la reproducción y por ende en la abundancia, para lo que se implementaron vedas temporales para conseguir proteger a la especie, pero no se logró totalmente el resultado deseado.
Lovrich también sostiene que –basado en la pesca sostenible y el apareamiento- tienen un comportamiento complejo, “la hembra cambia de caparazón para poder crecer, y queda blanda. Es muy vulnerable a que la atrapen y la devuelvan al agua y eso hace que se muera. Si uno pesca durante esa época, ahora sabemos que interfiere negativamente con el apareamiento».
«Hay un cuerpo de conocimiento y de investigaciones que se hicieron en los últimos años que es muy importante. La pesquera, o el pescador, o una compañía pesquera, lo que quiere es saber dónde hay más. Es maximizar el rédito, maximizar la ganancia. En cambio, lo que se trata desde el punto de vista de la biología, en este caso, es de tener información permanente que te permita tomar decisiones con un sustento biológico», relató también el especialista haciendo un llamado a seguir contando con información concreta y actualizada para poder tomar decisiones que puedan proteger a la población de centolla y así garantizar una pesca sustentable.
Queda claro que las artes de pesca son una de las preocupaciones a la hora de la pesca de la Lithodes santolla, por eso en el mes de mayo último personal del INIDEP realizó una evaluación sobre la pesca de centolla sobre áreas costeras cercanas a Mar del Plata, con el tracker Willie, personal de artes de pesca y biólogos de la especie.
Los trabajos se llevaron adelante a través de la campaña de evaluación del comportamiento de las líneas de pesca de centolla, que tuvo como jefe científico al Lic. Pablo Lértora, teniendo como objetivos principales la realización de ensayos comparativos de flotabilidad y comportamiento submarino de los cuatro tipos de cabos que forman parte de las líneas de pesca utilizadas actualmente en la pesquería de la especie, a través de la toma de imágenes y video submarinos por medio de buceo autónomo y cámaras submarinas acopladas a las trampas, a la vez que se detectó la flotabilidad de los cabos, utilizando los sensores de profundidad remotos autocontenibles.
Esas investigaciones se llevaron a cabo en el área costera cercana al puerto de Mar del Plata, a una profundidad de alrededor de 20 metros, en los denominados bancos de pesca, al sur de la ciudad, lugar cuyas zonas poseen menor materia en suspensión y mejor visibilidad para favorecer la captura de imágenes y filmaciones.
De esta manera aportaron información fundamental sobre el comportamiento de las líneas de trampas, y permitió comprender el mecanismo de enredo, evaluando la efectividad de las medidas de mitigación propuestas para reducir la interacción con megafauna.
Los resultados obtenidos forman parte de la fundamentación para que las autoridades de aplicación establezcan normativas sobre bases científicas sólidas, teniendo en cuenta además la necesidad de contar con programas de reducción de la captura incidental para la exportación de centollas a Estados Unidos, principal comprador de la especie.
Por eso, a través de cinco buques comerciales centolleros en el Sector Patagónico Central (43,5°- 48° LS)” también se realizaron estudios que van emparentados con los acuerdos de trabajo suscriptos entre el Instituto y la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco.
El objetivo general del plan es el estudio de la dinámica espacio-temporal y los desplazamientos de las hembras ovígeras -que están incubando huevos- y están relacionados con la eclosión de las larvas, para identificar y caracterizar las áreas de agregación de hembras en proceso de eclosión en el Área Central (43,5°- 48°LS).