Lo que parece ciencia ficción o bien un error en la imagen que acompaña la nota, no es más que la realidad que hoy refleja un puerto con características especiales como lo es Shanghái.
China aún mantiene muchas ciudades confinadas tras un nuevo rebrote o la continuidad del COVID, haciendo que todo lo que era “normal” ya no lo sea, ya que 25 millones de personas –con el consiguiente peso en la economía local- desestabilicen muchos números.
Shanghái no es solo un polo financiero inigualable hasta el momento en el mundo, sino que también posee un puerto que en el año 2021 por ejemplo representó nada menos que el 27% de las exportaciones en China y se ha convertido en el puerto más importante de todo el planeta, dato no menor por cierto.
El confinamiento que sufren en ese país viene dificultando la llegada de los camiones que tiene que transportar mercaderías desde el gigantesco puerto hasta las fábricas cercana, perjudicando indirectamente a otros “monstruos” multinacionales como los reconocidas empresas como Volkswagen o Tesla.
Según explicó públicamente el gestor de inversiones de la firma Janus Henderson –Mike Kerley- “las restricciones afectan principalmente a las carreteras que llegan y salen del puerto, lo que resulta en una acumulación de contenedores y una reducción del 30% en la productividad”.
Pero el problema más grande y significativo es que los barcos se acumulan frente a la costa y en los canales que están de derredor del puerto, aguardando para ingresar a éste, causando enormes inconvenientes.
Ahora bien, ¿Qué consecuencias puede tener esto en América Latina? Según especialista podría afectar doblemente si se toma como referencia otros lugares del mundo.
El principal perjuicio sería en materia económica –casi una obviedad pero vale reflejarlo- ya que aunque China demande constantemente materias primas que le llegan de distintos lugares latinoamericanos, los envíos no serán fáciles de hacer.
Las miradas profundas hablan de una sostenibilidad en términos de tarifas e incluso de un alza en los precios y por consiguiente un incremento en los índices inflacionarios –como le está ocurriendo a algunos países europeos-, más allá de buscar como objetivo que las restricciones no se extiendan por mucho tiempo más por todos estos argumentos que se muestran y que son los preocupantes.
Oficialmente desde la empresa japonesa de transporte y envío de contenedores “Ocean Network Express, aseguran que los contenedores se están acumulando en el puerto de Shanghái y que la situación no ha mejorado desde el último 6 de abril, considerando que el transporte a través de las rutas continúa con serias limitaciones y las terminales aún están congestionadas haciendo que la capacidad de conexión de la zona de refrigerados continúen en constante tensión.
La naviera Maersk –considerada la más grande del mundo- que recala prácticamente dos veces por mes en el Puerto de Mar del Plata y que es operado por mano de obra local a través de TC2 aseguran que varios serán los buques de su propiedad no harán la ruta al puerto de Shanghái debido al escaso espacio disponible para los contenedores, y por más que a partir del próximo mes de mayo podría comenzar un lento y paulatino movimiento, no deja de haber un retraso.
Este panorama deja dos ejes más que importantes a modo de preocupación: operatoria e inflación, que no es poco.