Unos 80 marineros fueron despedidos por la empresa pesquera Conarpesa luego de solicitar la jornada libre para celebrar la Fiesta de los Pescadores. La medida afectó a 10 tripulaciones, con un promedio de 8 marineros por barco, y se produjo tras la negativa de los trabajadores a zarpar en la madrugada del día siguiente sin ningún tipo de sustento que limite la jornada laboral. No es feriado nacional ni provincial para negar la zarpada de los buques en plena zafra de langostino en aguas bajo jurisdicción provincial, por atribuciones irresponsables de la marinería.
Según el testimonio de uno de los marineros cesanteados, las tripulaciones arribaron al puerto de Rawson a las 19 horas con la intención de conmemorar su día, tal como se había acordado previamente entre la marinería. Sin embargo, la empresa exigió que reiniciaran la navegación a las 6 de la mañana, como era lo habitual. Ante esta situación, el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) intervino en defensa del pedido de los trabajadores sin el marco y sustento legal de una imposición que afecta a toda la cadena productiva y procesadora que depende de la primaria extractiva.
Como respuesta, Conarpesa ordenó el desembarco de oficio de los tripulantes y les comunicó que podían retirar sus libretas en la portería de Rawson, formalizando así su desvinculación terminando en forma inesperada la zafra provincial 2025.
El caso de Conarpesa podría anticipar los efectos de la reforma laboral impulsada por el gobierno de Javier Milei, que busca modificar las condiciones de empleo en el país. La iniciativa gubernamental propone flexibilizar las condiciones de despido, reduciendo las indemnizaciones y estableciendo un «fondo de cese laboral» similar al modelo de la UOCRA. De aprobarse, situaciones como esta, podrían volverse más comunes y menos onerosas para las empresas, ademas de acusar un justo equilibrio y equidad en las partes.
La reforma prevé limitaciones a la actividad de los sindicatos, restringiendo las medidas de fuerza y endureciendo las sanciones. En este caso, la intervención del SOMU fue seguida por cesantías masivas, lo que podría reflejar una postura empresarial más rígida ante los reclamos gremiales.
En sectores como la pesca, donde los contratos suelen ser intermitentes y las condiciones de trabajo exigentes, la reforma podría aumentar la inestabilidad. La posibilidad de despidos masivos como mecanismo disciplinario genera preocupación dentro del sector aunque queda visto que los deterioros de la línea de prestación de servicios debe reajustarse a los cánones normales, donde la producción, responsabilidad, el trabajo y la calidad del mismo son obligaciones de la parte trabajadora y condición sine qua non para sostener la fuente laboral.
Es volver a los criterios originales básicos, donde la remuneración es como consecuencia a la contraprestación de un servicio; y que cuando las reglas básicas no se cumplen, los argumentos pueden dar lugar a estos acontecimientos. Parar la zarpada de un buque o demorarla debiese ser solo justificativo de causas mayores, así lo ve Conarpesa.
“Por culpa del SOMU de Rawson, todos los marineros de mis barcos fueron bajados. Y, por culpa del SOMU, se paralizó la planta de Madryn porque no hay materia prima y dejan a 300 trabajadores sin poder seguir trabajando hasta que termine la temporada”.
A pesar de este escenario adverso, Álvarez Castellano presidente del grupo empresario, aseguró que mantendrá operativa la planta de Agropez en Rawson, ya que aún recibe materia prima de tres barcos de terceros. “No los voy a dejar clavados por culpa del SOMU ”, aclaró, con clara referencia a mantener su palabra frente a los armadores de estos buques externos a su empresa.
El empresario no escatimó en críticas hacia la actitud del sindicato, calificando de inaceptable su intento de frenar la actividad por una festividad que no constituye un feriado nacional.
“Es inaceptable que el sindicato intente parar a toda una flota por el la fiesta de los pescadores, ni que fuera un feriado nacional. Además, tienen ocho meses de vacaciones y presionan para parar un día porque se les antoja”, cuestionó con vehemencia quien «con pocas pulgas» poco le cuesta cerrar anticipadamente la zafra de langostino en aguas chubutenses.
El conflicto en Conarpesa expone la creciente tensión entre empresarios y trabajadores en un contexto de posible transformación del mercado laboral en Argentina. Con un incremento del poder empresarial y una reducción de la capacidad de negociación sindical, el panorama laboral podría tornarse aún más incierto para los trabajadores del sector pesquero que durante años han desvirtuado las reglas sanas de una actividad que desde hace tiempo perdió el equilibrio como tambien su rentabilidad.