Los mercados internacionales en precios y volúmenes son los mismos. El mercado del consumo es Europa, Estados Unidos de América, Canadá, Reino Unido y el Sudeste Asiático.
Las dos vías de acceso a ellos es la pesca reglamentada y legal, y la otra. La otra, es la que no es reglamentada, la que no es legal pero comparte el mismo destino de consumo que la nuestra, pero con otros costos.
Buques que operan Atlántico Sur y Pacifico Central, que solo paran 2 meses al año en eficientes astilleros donde la mano de obra es regalada; tripulaciones en condiciones paupérrimas, indocumentados y marginados producto de falta de derechos cercanos a la esclavitud, por supuesto sin sindicatos abordo, y mucho menos reglas y leyes laborales, que distan de la 144 OIT, pero que ademas son subsidiados por un estado Chino, Coreano y/o taiwanés, porque les interesa más la historia en determinadas aguas, que lo que pescan. No tienen descargas y el combustible de ultramar, hasta sin impuesto lo compran. El objetivo es otro. no son las divisas ni mucho menos las capturas, eso solo es para sostener la flota; detrás el gobierno busca otra cosa; sentar precedente en esas aguas lejanas a sus banderas. Pero no solo eso coloca la pesca argentina en desventaja.
Otros países no tan desprolijos con el ser humano tiene hábitos distintos, símiles a los nuestros pero con una gran diferencia de costos. El combustible es subsidiado. España lucha por continuar con los subsidias al combustible de la flota pesquera, Francia lo sigue haciendo.
En cambio, por estas latitudes, hoy, los combustibles en nuestro pais alcanzaron otro aumento, es el tercero del año y los valores ascienden a un gas oíl cercano a los $130 por litro; o sea 1.085 u$s/litro; valor nada despreciable que alcanza nuevamente un pico, como lo hizo días previos a la última devaluación de mediados del 2017.
Como si esto no bastase, en Argentina, el precio de los combustibles suben al compás de la inflación y con un peso dólar cada vez mas retrasado, generando costos distintos para flotas competitivas de las mismas especies y en los mismos mercados.
La competitividad argentina se disuelve, entre costos al alza y dólar retrasado; pero ademas, frente a competidores mundiales que acceden a costos subsidiados, contra argentinos luchando frente a paritarias, impuestos, retenciones y, aranceles de ingreso a aquellos mercados, por falta de convenios bilaterales o acuerdos marcos entre bloques donde el Mercosur parece cada vez más olvidado. La rentabilidad es lo que mueve al mundo del comercio, sin rentabilidad, el sistema se paraliza y eso va en detrimento del modelo. Atención, los márgenes están ingresando en una zona indeseada, si a eso, se le suma la falta de interés de compradores frente al “aguinaldo” llamado langostino, y el desprestigio de la merluza argentina en Brasil, por presencia histórica de parásitos que hoy se ven por el lobby de la tilapia; el año será largo y difícil.