Los productos preelaborados, prefritos y supercongelados de pescados y mariscos son alimentos que han sido procesados y preparados antes de ser comercializados. Estos productos facilitan la preparación y el consumo rápido de pescados y mariscos, ofreciendo conveniencia a los consumidores, pero además generando trabajo, valor agregado y aportando conocimiento.
Algunos ejemplos de productos preelaborados de pescados y mariscos incluyen:
Filetes de pescado: Son filetes de pescado limpios y listos para cocinar. Pueden ser de diversas especies, como salmón, merluza, abadejo, entre otros.
Langostinos pelados y desvenados: Los langostinos se han limpiado y se les ha retirado la cáscara y la vena oscura. Esto facilita su preparación y reduce el tiempo de preparación. Muchas veces, ya se los encuentran pre elaborados, empanados o con otras formas de presentación.
Calamares en anillas: Los calamares se han procesado en las plantas elaboradoras a tal efecto, las hay en Mar del Plata que lo procesan desde el bloque congelado de materia prima llegada desde buques poteros, o a través del calamar fresco. En las plantas es cortado en anillas, tiernizado y, a menudo, se han blanqueado. Esto permite que se cocinen rápidamente y sean utilizados en diversas recetas teniendo el punto ideal de cocción.
Mejillones y almejas cocidas y envasadas: Los mejillones y almejas se cuecen previamente y se envasan al vacío o enlatados, lo que facilita su consumo y conservación. Algunas plantas procesadoras de la ciudad todavía lo hacen aunque el mercado del mejillón fresco en el puerto local quedó en el olvido.
Sushi y sashimi: Son productos de pescado crudo que han sido preparados y cortados en rodajas o presentados en rollos de sushi. Estos productos listos para consumir son cada vez más populares, por lo general en los grandes centros de consumo, donde compran a granel especies como Salmón blanco de mar y fundamentalmente Pez limón para elaborar platos sofisticados, teniendo la particularidad y habilidad de comprar en kilos y vender por gramos, teniendo esta operación una mano de obra intensiva y rendimientos económicos superlativos.
Los productos pre elaborados de pescados y mariscos suelen ser envasados en recipientes adecuados para su conservación y presentación. Los envases pueden variar desde bandejas de plástico selladas con film transparente hasta envases al vacío o enlatados.
Es importante tener en cuenta las recomendaciones de almacenamiento y fecha de caducidad indicadas en el envase para garantizar la seguridad y calidad del producto, proximamente en los mercados internacionales mas exigentes buscan el sello de alimento procesado bajo los estandares del cuidado del medio ambiente, con trazabilidad y sello QR para el seguimiento desde la captura hasta el consumidor.
Estos productos ofrecen comodidad y ahorro de tiempo en la preparación de pescados y mariscos, aunque es fundamental seguir las instrucciones de cocción y almacenamiento para garantizar la seguridad alimentaria. A nivel mundial, hay un vuelco considerable de la demanda hacia estos productos como consecuencia del poco tiempo que las familias modernas tienen para la selección, higiene, limpieza y elaboracion. Hoy los pilares de las familias en todo el mundo trabajan y las necesidades en la cocina pasan por achicar los tiempos, eso esta motivando desde algunos años un fuerte cambio de habitos en los consumos que se reflejan en la demanda de mercados sofisticados.
Para ello es importante el rol de los envases; que se han convertido en un elemento de especial importancia en la industria alimentaria, puesto que son el elemento principal que garantiza que un alimento es seguro para su consumo, evitando tanto el crecimiento de microorganismos potencialmente dañinos, como el deterioro del producto o la contaminación cruzada, muy perjudicial para las personas con alergias o intolerancias. Asimismo, alarga la vida útil del producto, elimina olores y posibilita un transporte y almacenamiento más higiénico.
En este contexto, la carrera por lograr el envase perfecto comenzó hace unos años, y aún no ha terminado. Hace una década lo fundamental era que éstos garantizasen la seguridad alimentaria de los productos y alargasen su frescura y vida útil lo máximo posible, y la sostenibilidad aparecía prácticamente como un hecho residual. En 2013, triunfaban los envases de plástico o los metálicos, y no fue hasta 2017 cuando el plástico PET reciclado (rPET) empezó a hacer una aparición más o menos masiva en el conjunto de la industria alimentaria, unido a un cierto debate sobre su capacidad de mantener la seguridad alimentaria.
La industria de platos preparados trabaja para diseñar envases seguros, prácticos y que, a la vez, incluyan materiales reciclados, reciclables o, incluso, sean compostables o reutilizables.
Tras haber superado aquel reto, hoy en día se tiene principalmente en cuenta el frenético ritmo de vida de los consumidores, por lo que resulta necesario tanto la garantía de una protección adecuada como la facilidad para que el producto se pueda consumir en cualquier lugar.