Pasó el feriado del Día del Trabajador, pero la calma no volvió al puerto de Mar del Plata. Este viernes 2 de mayo, el fresquero Marlene del Carmen volvió a intentar zarpar desde la base del espigón 3, con una dotación de 8 tripulantes. Sin embargo, otra vez se encontró con la firme oposición del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), que sostiene que el barco no puede salir al mar con menos de 10 marineros, como establece el Convenio Colectivo de Trabajo 708/2015.
La tensión en el muelle crece. Al principio, la embarcación —perteneciente a la empresa Luez SRL de Luis Santander, que opera con base en puerto de Comodoro Rivadavia— había sido autorizada para zarpar con dos tripulantes menos. Pero el SOMU dejó en claro su postura: ese permiso no cuenta con su aval, y sin acuerdo sindical, el barco no se mueve.
El gremio recordó que, según el convenio, en los barcos nuevos —como el Marlene del Carmen, con capacidad de bodega para tres mil cajones— la cantidad de tripulantes debe ir acorde al tamaño y condiciones de la nave. Si una empresa pretende salir con menos personal, debe compensar a los tripulantes embarcados con el pago equivalente a las vacantes, algo que, si bien puede reducir las cargas sociales, no altera la obligación de respetar las condiciones pactadas.
Ante la insistencia de la empresa por partir, el sindicato presentó una denuncia en la Prefectura Naval Argentina y pidió la intervención del Ministerio de Trabajo. La respuesta llegó rápidamente: el lunes 5 de mayo se realizará una audiencia para intentar destrabar la situación. Mientras tanto, el fresquero de altura permanece inmóvil en el mismo lugar que tomara amarras después de su botadura el 1 de febrero pasado.
“El barco no va a salir hasta que se respete el convenio. No queremos frenar la actividad, pero tampoco vamos a permitir condiciones que perjudiquen a los trabajadores y generen un precedente inaceptable para el futuro ”, expresaron desde el SOMU, ratificando que la paralización no es un capricho, sino una defensa de los derechos laborales.
En el muelle, la tensión flota en el aire. Mientras los marineros esperan una definición, la postal del Marlene del Carmen amarrado resume el conflicto: sin acuerdo, no hay zarpada.