Durante años, se dijo que el muelle habla, y a decir verdad, brinda información del día a día de lo que pasa. Tamaños, cantidades, calidades de las especies que brinda el mar argentino son tan variadas que acá se ven. No en vano, un armador días atrás nos decía, “el pescado habla.!” Haciendo referencia que mirando en el cajón al arribo, se sabe cómo fue tratado.
Si tuvo el hielo justo, si estuvo mucho tiempo en la bolsa y se descamo, si esta golpeado, un sinnúmero de atributos que el común de la gente no alcanza a ver. “Son años de oficio” sentencio con autoridad, y no es para menos.
Lo concreto es que todos los años el ciclo se desinfla después de Semana Santa, la caída de consumo, el fin del verano, el mercado interno en su esplendor y muchas veces hasta el salir los barcos todos juntos después del receso de 4-5 días, hace que el muelle se encuentre saturado de pescados.
En esta oportunidad, 15 dias de cesación de actividades, hizo que por un lado el precio de la merluza alcance valores altos, por otro, “mucho precio pero si no hay es lo mismo que nada” decía Saverio que algunos años de experiencia tiene.
La realidad indica que con la llegada, todos juntos, esta semana se haya pasado del clima tropical al frio polar. Hablamos con un referente del sector, un primer vendedor de fresco y ayer a la tarde nos comentaba, “el precio, lógicamente bajó, en la merluza la caída fue fuerte, pero a decir verdad los precios de la semana pasada eran mentirosos, porque no había merluza en el muelle, se beneficiaron 2 o 3 barcos que entraron con ¾ de bodega, especulando el precio y después se desinflo. Hoy, el precio es de corrido en valores anteriores a Semana Santa. Lo bueno que el mercado absorbe lo que al muelle llega, 5 mas 5 menos, se vende,” nos decía Luis Di Iorio.
Hoy en el muelle de Mar del Plata, con la llegada de varios grandes fresqueros, se concentraron cerca de 60.000 cajones de merluza, que sin grandes especulaciones, se van canalizando a plantas que están habidas de materia prima y de esta forma también “aceita”, a quienes en las plantas, manufacturan el pescado.
También hay que destacar que ayer, sobre la madrugada, llegaron 6 camiones semirremolque desde el sur, con merluza que en teoría no puede salir de la provincia sin ser procesada, a veces llega sin la cabeza, como si eso justifica el proceso en las plantas del sur argentino. Mar del Plata absorbe todo, y hasta mucho más, pero a veces la plaza se satura, como puntualmente en estos días, donde las cantidades abundan, y los precios bajan.
En cuanto al calamar, si bien los precios están firmes en el mercado internacional y local, hay tamaños diversos. En el caladero al Este de Mar del Plata, en la barranca, a unas 10hs de navegación, realmente muy al norte como en los viejos tiempos, hay buena densidades, esta operando la flota potera argentina, a veces con calamar mediano y pared reducida a 2.8/3mm lo que imposibilita el reproceso industrial en el continente. Las rabas terminan siendo muy chicas, no hay mercado para esa calidad y se complica llegar al 20% de reprocesado. En cuanto a los arrastreros, en la zona borde de la ZEEA, al Suroeste de 42°S 58°30’W, las capturas son con ejemplares de muy buen tamaño L pero menor concentración y densidad.
Por el lado del abadejo, ahora que la flota fresquera se lanzó al calamar del norte, cercano a la barranca, algún abadejo suma, pero los controles en muelle de Mar del Plata son irrenunciables a reglamentación. Ningún pesquero descarga mas del 3%, una encrucijada operativa, porque muchas veces se incurre en un doble problema, si se lo captura en forma incidental realmente se lo penaliza en el muelle, o se lo debe penalizar en el pesquero, que por evitar males mayores, prefiere descartarlo en alta mar. Un sinsentido de la norma, a la que todos quieren respetar.