La pesca y las actividades relacionadas con la acuicultura generan una gran cantidad de residuos que, si no se gestionan adecuadamente, pueden tener un impacto negativo significativo en el medio ambiente.
Estos residuos incluyen restos de pescado, cáscaras, esqueletos, vísceras y otros subproductos que, al ser desechados en grandes cantidades, pueden contribuir a la contaminación de los ecosistemas marinos y terrestres. Hay dos subproductos del descarte como es la piel del calamar y el exoesqueleto del langostino, ambos muy complejos de transformar en harina de pescado, uno por su manejo en los procesos de la fabricación de harina y el otro por su bajo o nulo contenido de Proteína Bruta (PB), -sustancia que se destaca y busca en la harina de pescado-.
El complejo industrial procesador de langostino de Chubut, busca formas para mitigar estos inconvenientes, evitando la contaminación de napas, como consecuencia de vertidos directamente en el mar o en cursos de agua dulce.
Esta contaminación afecta la calidad del agua, perjudica a la vida marina y puede propiciar el crecimiento de algas nocivas, que a su vez disminuyen los niveles de oxígeno en el agua, creando zonas muertas.
Otros de los inconvenientes es la producción de metano y dióxido de carbono, gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático. La gestión inadecuada de estos residuos intensifica estas emisiones.
Ademas, cuando los residuos de la pesca son depositados en vertederos, pueden infiltrar sustancias nocivas en el suelo, afectando la salud del mismo y contaminando las aguas subterráneas.
La acumulación de residuos en áreas naturales a cielo abierto puede alterar los hábitats de diversas especies, poniendo en riesgo la biodiversidad local. Además, la introducción de desechos orgánicos puede cambiar la composición de las comunidades biológicas en los ecosistemas afectados.
En resumen, la problemática de los residuos pesqueros requiere de soluciones innovadoras y sostenibles para proteger nuestros ecosistemas y promover prácticas industriales más responsables con el medio ambiente.
En este sentido, el Centro Tecnológico Neiker, destacado miembro del Basque Research and Technology Alliance (BRTA), se encuentra inmerso en la investigación y desarrollo de fertilizantes biológicos y bioestimulantes a partir de residuos pesqueros.
Este esfuerzo se enmarca en el proyecto europeo Producing Advanced Bio-Based Fertilizers from Fisheries Wastes (SEA2LAND), cuyo objetivo es generar alternativas sostenibles y eficientes para suelos agrícolas mediante el aprovechamiento de subproductos de la industria pesquera y la acuicultura.
En Europa, los fertilizantes tradicionales predominantes están compuestos principalmente por minerales como nitrógeno, fósforo y potasio. Sin embargo, su producción industrial es intensiva en energía y tiene un impacto ambiental considerable. Actualmente, los fertilizantes minerales representan aproximadamente el 78% del consumo total en Europa, lo que subraya la urgente necesidad de alternativas más sostenibles.
El proyecto SEA2LAND, busca transformar los desechos de pescado en fertilizantes de base biológica, reduciendo así la dependencia de fertilizantes minerales y promoviendo prácticas agrícolas más ecológicas. Este enfoque no solo contribuye a la sostenibilidad ambiental, sino que también proporciona una solución efectiva para la gestión de residuos pesqueros.
Los subproductos de la industria pesquera contienen nutrientes esenciales como nitrógeno, fósforo y potasio, así como micronutrientes, lo que los convierte en materias primas valiosas para la producción de fertilizantes biológicos. Según Marta Aranguren, investigadora del Departamento de Conservación de Recursos Naturales de Neiker, «reciclar estos nutrientes de los desechos del pescado puede mantener y mejorar la fertilidad del suelo de manera sostenible, además de aportar materia orgánica que mejora la estructura del suelo, su capacidad de retención de agua y reduce la erosión.»
Para validar la efectividad de los fertilizantes y bioestimulantes desarrollados en el proyecto SEA2LAND, se han realizado múltiples ensayos en distintas ubicaciones europeas. Neiker ha llevado a cabo experimentos en sus instalaciones de Derio (Bizkaia) durante las cosechas de brócoli de 2023 y 2024, evaluando tres tipos de fertilizantes: pellets de lodo de pescado, proteína de pescado y producto biosecado de desechos de pescado.
Asimismo, se han probado dos bioestimulantes: microalgas cultivadas en salmueras de atún y anchoas y una solución de aminoácidos. Los resultados indican que los fertilizantes biológicos desarrollados proporcionan rendimientos similares a los fertilizantes minerales, demostrando su potencial como alternativas reales y más sostenibles.
Los bioestimulantes han demostrado ser particularmente prometedores, permitiendo reducir la dosis de nitrógeno mineral hasta un 30% sin comprometer los rendimientos agrícolas. Esta reducción no solo disminuye el impacto ambiental asociado al uso de fertilizantes minerales, sino que también fomenta prácticas agrícolas más respetuosas con el medio ambiente.
En conclusión, el proyecto está avanzando significativamente hacia el desarrollo de fertilizantes y bioestimulantes sostenibles, contribuyendo a una agricultura más ecológica y eficiente. Estos esfuerzos no solo abordan la gestión de la problemática de los residuos pesqueros, sino que también promueven la sostenibilidad a largo plazo de los suelos agrícolas en Europa.
El proyecto SEA2LAND cuenta con la participación de otros 25 socios de 11 países diferentes: Universite de Liege (ULIEGE), Fibl Europe – Forschungsinstitutfur Biologischen Landbau en Europa (FIBL EU) y Universiteit Gent (UGENT) de Bélgica; IPS Konzalting Doo Za Poslovne Usluge (IPS) de Croacia; Nutriloop Ou (NUTRI) y Eesti Taimekasvatuse Instituut (ECRI) de Estonia; Center Regional D’Innovation et de Transfert de Technologie Agroressources (CATAR), Institut National Polytechnique de Toulouse (INPT) y Chambre D’Agriculture des Pyrenees Atlantiques (CAPA) de Francia; Universita Politecnica delle Marche (UNIVPM), Universita degli Studi di Milano (UMIL) y Societa Cooperativa Pescatori Molluschicoltori (CO.PE.MO) de Italia; Aquabiotech Limited (ABT) de Malta; Gronn Gjodsel As (Grønn), Norsk institutt for biookonomi (NIBIO) y Norsk Landbruksradgiving Nord Norge (NLR-NN) de Noruega; Instituto de Soldadura e Qualidade (ISQ) de Portugal; Barna SA, Caviar Pirinea SL, AZTI, Fundació Universitaria Balmes (UVIC-UCC), Fertinagro Biotech SL, Iniciativas Innovadoras Sal (INI) de España; Forschungsinstitut Fur Biologischen Landbau Stiftung (FIBL-CH) de Suiza y el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) de Chile.
SEA2LAND se encuadra dentro de la estrategia europea para impulsar la bioeconomía como modelo económico del futuro. Asimismo, se enmarca también dentro de la apuesta del Gobierno Vasco de promover la transición hacia la bioeconomía, una corriente mundial, que días atrás, mediante la expulsión de Fernando Vilella desde el propio gobierno, se interesaron en abortar.