El Sistema de Importaciones de la República Argentina busca cerrar parcialmente el grifo de salida de dólares oficiales. Esto es evidente, y bien lo conoce la industria naval y pesquera. De esta manera, el gobierno puede decidir quién recibe dólares y quién no, los ciudadanos pasan a depender de su buena voluntad y la arbitrariedad se vuelve moneda corriente. Ahí aparece la figura del Estado presente, jamás para resolver sino para obstaculizar una operatoria dinámica y competitiva con la industria naval y pesquera que genera centenares de miles de puestos de trabajo, porque a decir verdad, el Estado debiese ocuparse de cosas más importantes, como la salud, la seguridad, educación y por sobre todo una materia pendiente desde hace muchos años, la planificación y el modelo de país al que deseamos llegar, en función de los recursos naturales y la demanda internacional de los mismos.
En el afán de mayor control por divisas, ahora el nuevo modelo del actual Ministro de economía, Dr. Sergio Massa (vaya que paradoja, en los momentos más críticos de Argentina, en economía, hay un Dr.en leyes, un abogado; así nos va en materia monetaria, tributaria fiscal y económica, mientras el Presidente de la Nación hablo de dar combate a la inflación hace unos cinco meses cuando venimos perdiendo por 5-0).
El modelo SIRA solo puso en orden algunos deslices dentro del propio seno de la Aduana, a decir verdad, no solucionó los problemas de quienes necesitan importar bienes de trabajo, como repuestos de motores, elementos electrónicos para la pesca, equipos de control y propulsión, así como equipos para la industria naval y la procesadora.
A pesar de un esfuerzo sobrehumano de gerentes de cámaras, personal de la Subsecretaria de Pesca y hasta el propio titular de la cartera Dr. Carlos Liberman, es evidente que los problemas se acentúan, a pesar de las directivas del propio ministro de economía Sergio Massa que en reunión con el sector el día 21 de diciembre del año pasado había mencionado que cada SIRA se resolverá en la semana. (lo que no precisó es en cuál de las 52 semana).
La realidad de la situación para algunas empresas y barcos que esperan insumos es desesperante. Hablamos con el despachante Marcelo Fernández quien nos decía “ estamos aun esperando algunas aprobaciones de SIMI, que fueron reingresadas al sistema como SIRA los primeros días de diciembre, aun esperamos respuestas “, en evidente el sistema no funciona, y la forma de trabajo de la Dirección General de Aduanas trabaja con tiempos muy distintos a los que necesita la pujante actividad pesquera, naval e industrial.
Por otro lado, hemos accedido a información en la cual por ejemplo se han solicitado mediante posiciones arancelarias históricas del sector de la industria del calamar, donde se han pedido importar anclas de capa y líneas para poteros. Han sido observadas por considerar que están realizadas por fibra sintética que bien se puede usar para la industria de la confección textil, o directamente para la pesca con la modalidad en caña desde las escolleras. Lo que agrega desazón por el nutrido desconocimiento de quienes están tomando decisiones dentro del propio seno de Aduana y Secretaria de Comercio.
Por otro lado, en el marco de las medidas anunciadas oportunamente por Sergio Massa todo el que quiera hacer compras en el exterior tiene que pasar por secretaria de comercio, AFIP y Aduana para que sus operaciones de cambio de divisas sean verificadas y aprobadas. Ninguna medida es inocente: la razón de este cambio tiene que ver esencialmente con la existencia de importaciones bajo el antiguo sistema SIMI que estaban siendo autorizadas por vía judicial ante la demora del gobierno en emitir autorizaciones. Con el nuevo SIRA, el gobierno ha bloqueado las Cuits de muchos que previamente tenían medidas cautelares a su favor: dicho en otras palabras, el gobierno ha cerrado el grifo de dólares oficiales por algo de tiempo. Los juicios, naturalmente, están al caer o ya cayeron.
Mientras tanto, el nuevo régimen SIRA implica en la práctica un aumento del control del gobierno sobre los importadores que ademas, aprueba pagos de hasta 180 días, o sea que un proveedor externo debe despachar mercadería a Argentina, a sabiendas que recibirá el pago a los 180 días, confiando, o “prendiendo una vela a algún santo”, para que el BCRA no tome otras decisiones impropias y no ajenas a la imprevisibilidad que están habituados a ejercer en forma compulsiva y arbitraria; algo realmente impensado y descabellado en un sector formal de necesidades para la producción, el trabajo y la generación de divisas.
Este escenario, se ha tornado caótico, azaroso e imprevisible, sin saber si aprobarán un ingreso, quien y cuando, y ademas la posibilidad que salga aprobado el giro de divisas en tiempos coherentes a los usos y costumbres del mundo de los negocios internacionales.