En la Argentina, los intereses vitales de oficialismo y oposición están en conflicto. Ambos bandos tienen intereses comunes, pero estos son pocos y no logran eclipsar la pugna entre los elementos antagónicos.
El oficialismo pretende una solución fundacional que altere los obstáculos que impiden el desarrollo del país. La oposición, por su parte, defiende el statu quo, que beneficia a sus intereses creados.
En el ámbito legislativo, el oficialismo tiene una desventaja temporal, ya que la renovación parcial de las cámaras impide que capitalice inmediatamente el apoyo recibido en las urnas. La oposición, por su parte, aún mantiene una representación superior al favor popular obtenido.
En medio de este conflicto, se ha puesto de manifiesto el pacto bonaerense, un arreglo entre cúpulas políticas en el que se ha concedido impunidad y liberación territorial a cambio de gobernabilidad y tiempo. Del pasado no se habla.
El acuerdo es inestable y puede romperse en cualquier momento, especialmente si la gestión oficial altera a su favor el equilibrio de poder vigente al momento del acuerdo.
Si el oficialismo logra legitimar la reducción del ingreso que la lucha contra la inflación requiere, en poco tiempo el favor popular podría reducir los pruritos morales y políticos que lo llevaron a pactar. Inversamente, la oposición se verá sometida a una tentación transgresora fortísima antes que la miseria comience a atenuarse y el oficialismo logre capitalizar su osadía.
El marco internacional también influirá en la situación. Una mejora del mismo facilitaría el espaldarazo comercial y financiero que el gobierno necesita, mientras que una complicación potenciaría el mantenimiento del statu quo.
En este marco, navega la modificacion al Regimen Federal de Pesca, que esta última semana, parece haber tomado un rumbo inexorable, quizá tratado como un bien de uso, una moneda de cambio, frente a cosas más importantes de fondo y extensivas a otros sectores de la vida nacional productiva exportadora como son los Derechos de Exportación DEX. Con júbilo, algunos interlocutores de empresarios han tomado esto en una análisis a la ligera.
De fondo, es un problema mas, y grave, que gozara el sector, pues ya a la vista de opositores, el paquete de leyes que se deberá tratar esta semana en Diputados, no parece tan negativo a los ojos de la opinión pública, algunos diputados y la sociedad toda; y bajo el argumento de dar gobernabilidad, parece que el sector pesquero pasará desapercibido con las consecuencias que de ello se impartan. Una licitación al mejor postor no es más que borrar con el codo lo que durante años pregonó la Ley Federal de Pesca Nro. 24.922, que era dar previsibilidad legal y equilibrio, ecológico y económico para el sector.
Algunos, parecen olvidar lo escrito, y mal que le pese a la oposición y oficialismo, si había algo que funcionaba era precisamente esta Ley, de haber sido cumplida con el rigor de su letra y fundamento, requisito sine qua non; ahora bien, despues de ser violada en forma serial, por quienes producto de negociaciones del tome y daca, o por pingues ganancias, utilizaron el voto de mayoría y por unanimidad del Consejo Federal Pesquero para beneficio de unos pocos. ¿O acaso el sector no sabe y hace falta recordarle que el eje Arcioni-Massismo negoció (transó) con Máximo y su brazo político radical extremo, La Cámpora; ante el silencio cómplice de quienes profesando la idea del desconocimiento pour la galerie, miraron para otro lado desde hace 6 años en el CFP y en la provincia de Buenos Aires?. El gergo popular dice, si gusta el durazno, hay que aguantar la pelusa…
Será que la pelusa ¿ahora les parece desagradable?. Centenares de violaciones seriales se produjeron a la Ley 24.922, algunos por comodidad, otros porque no les tocaba el interés económico, otros porque el langostino no era su plato fuerte generador de utilidades, y otros simplemente por las viejas costumbres argentinas de no meterse.
El langostino fue el eje del mal, símil a Saddan Hussein para el desorden de medio oriente a inicios de los años ’90; muchos aún no quieren o no pueden reconocerlo, pero ahí está la punta del ovillo, que por esas cuestiones de este gobierno -¿vaya a saber por qué?-, del pasado no se habla, también en la política pesquera parece haberse sepultado la horda de irregularidades que han prometido en campaña saldar, y hoy gobierno, no se trata. Y el postre fueron las 5000tn de cuota social de la provincia de Buenos Aires cuyo destino económico era la política a través de un histórico valijero. El gobierno actual lo sabe y obra en consecuencia, pese al desconocimiento en un sector, que se esmeró en dar motivos.
¿O creemos que el mal de Chubut son esos 3 o 4 pobres artesanales que llegaron con sobrecarga?, mirando la escama pero olvidando las toneladas de irregularidades que aún deben responder frente a la opinión pública y la justicia, desde una provincia que se dio el lujo de utilizar el federalismo como método de alejamiento de la norma, sus usos y deterioradas costumbres, y su fundamento aplicable al mismísimo Art.2 de la Ley Federal de Pesca y avalado por la autoridad de aplicación, entes de contralor, el propio INIDEP, Cámaras y un sinnúmero de empresas que escudadas bajo el interés social se apropiaron del juego, para su propio beneficio.
¿El sector no sabe que hubo barcos que sin permiso de pesca de langostino, han pescado el crustáceo accediendo al caladero por el interés social de una provincia en aguas nacionales, e incluso descargando en otras provincias?.
¿Qué hicieron?, nada.
Bien, tantas omisiones, llegó el día que alguien las utiliza en su contra, y ahora la pesca intenta despertarse y hacer frente común desde su zona de confort, mientras no le toquen el mango, casi estamos sentenciando que será tarde.
Esta semana será crucial para la pesca, donde, depende de un emperador con su pulgar, bajo el más insano desconocimiento dentro del propio recinto de la Cámara de Diputados; para bien o para mal, habrá responsables y un escenario imprevisible, eso está claro, quizá había que haberlo pensado antes, unos por comodidad, otros por omisión y muchos por sacar ventajas y un rédito económico sin precedentes. A no olvidar, atrás de la merluza, llegará el langostino y después el calamar, o quizá se renovará a fondo el marco de la actual Ley Federal de Pesca, pero, que nadie se haga el distraído, todos saben en qué especie y latitud se inició el principio de lo que esta semana podría ser el fin.
Entendemos por el absurdo de lo utópico de esta alquimia, no se llegará a saltar al vacío, pero todo el sector merece un cambio sustancial de fondo y por sobre todo de formas.
La Ley Federal de Pesca sería perfecta si se cumple con el rigor de lo escrito, dejando de lado interpretaciones justificadas por vándalos que incurren en la violación permanente, sistemática y serial de la misma.
El problema no se resuelve cambiando la Ley, sino cumplir con lo que está escrito.