Un informe reciente de la FAO advierte que el 42% de los recursos pesqueros del Atlántico Sudoccidental —la región marina que incluye aguas de jurisdicción argentina— se encuentran en niveles biológicamente insostenibles. El dato, correspondiente a 2021, forma parte del documento Revisión del estado de los recursos pesqueros marinos mundiales – 2025, que fue presentado oficialmente en junio de este año durante la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos (UNOC).
El informe destaca que solo el 58% de los stocks evaluados en esta región se encuentra dentro de márgenes sostenibles. En volumen, esto representa que el 68,4% de las capturas de 2021 provino de poblaciones de peces con biomasa adecuada, aunque preocupa el crecimiento sostenido del número de especies sobreexplotadas. Con alrededor de dos millones de toneladas anuales de desembarques, el Atlántico Sudoccidental constituye una de las zonas más productivas del mundo. Argentina es el principal actor en la región, con una flota que opera tanto en la plataforma continental como en la Zona Común de Pesca Argentino-Uruguaya (ZCPAU), además de enfrentar el desafío de la pesca fuera de su jurisdicción al Este de la milla 200.
La merluza argentina (Merluccius hubbsi) se destaca como uno de los recursos más importantes en la región. Se identifican tres stocks principales: patagónico, bonaerense-norpatagónico y estacional de verano. De ellos, solo el stock patagónico presenta señales de recuperación, resultado de un plan de manejo implementado en 2011 que incluye vedas, monitoreo científico y control del esfuerzo pesquero. En contraste, los restantes continúan bajo presión, con biomasa por debajo de los niveles recomendados. La merluza constituye un pilar fundamental para la industria pesquera nacional, tanto en términos de volumen de captura como de generación de empleo. Estos datos coinciden con las conclusiones de la última Comisión de Seguimiento de Merluza Común, realizada por el INIDEP.
Otro recurso clave es el calamar (Illex argentinus), explotado por flotas nacionales y extranjeras en aguas nacionales, en la ZCPAU y fuera de la ZEE. Esta pesquería es una de las más importantes del mundo en su tipo, pero se caracteriza por una alta variabilidad interanual en las capturas, que dependen tanto de factores ambientales como del nivel de esfuerzo pesquero. El informe señala que, a pesar de algunos acuerdos bilaterales, no existe una gestión efectiva para este recurso fuera de la jurisdicción argentina.
En las costas bonaerenses y en la ZCPAU, también se destacan especies como la corvina rubia (Micropogonias furnieri) y la pescadilla (Cynoscion guatucupa), fundamentales para la pesca artesanal e industrial. En 2021, estas especies fueron clasificadas como sostenibles dentro del área compartida con Uruguay, aunque el informe subraya que, en otras regiones como Brasil, ambas poblaciones muestran señales claras de agotamiento.
Un caso particular es el de la anchoíta (Engraulis anchoita), que constituye una de las biomasas más abundantes del mar argentino, pero cuya explotación es relativamente baja. En 2021, las capturas en Argentina fueron de unas 20 mil toneladas, muy por debajo de su potencial. Aunque el estado del recurso es bueno y se gestiona bajo un enfoque precautorio, la FAO señala que su rol ecológico como alimento de otras especies exige un manejo basado en ecosistemas más que en volumen de extracción.
El langostino patagónico (Pleoticus muelleri) completa el grupo de los recursos estratégicos. En la última década, se consolidó como una de las especies de mayor valor comercial para Argentina. Las capturas han crecido considerablemente, superando las 250 mil toneladas en años recientes. Sin embargo, el informe advierte que el cambio climático y las alteraciones del hábitat costero podrían afectar su distribución y abundancia en el futuro, por lo que se recomienda mantener y reforzar las medidas de manejo, incluyendo vedas, tallas mínimas y control del bycatch.
El documento también resalta que la productividad del mar argentino está estrechamente vinculada a factores oceanográficos, como la convergencia de las corrientes de Brasil y Malvinas. Esta característica convierte a la plataforma continental en una zona de altísima biodiversidad, pero también en un ecosistema vulnerable a las presiones humanas. El calentamiento de los océanos, la contaminación y la pesca no regulada son amenazas cada vez más presentes.
Si bien Argentina cuenta con planes de manejo para sus principales pesquerías, observadores a bordo y monitoreo científico, el informe advierte que todavía existen importantes desafíos. En particular, se señala la necesidad de mejorar la gestión fuera de la ZEE, fortalecer la cooperación regional y ampliar la cobertura de información sobre flotas artesanales y recursos costeros.
Con este nuevo informe, la FAO busca ofrecer una base científica robusta para mejorar las políticas pesqueras y avanzar hacia los objetivos del Desarrollo Sostenible. En un contexto donde la sobrepesca continúa creciendo a nivel global, el mar argentino aparece como una región con potencial, pero que requiere atención sostenida y medidas coordinadas para garantizar su futuro.