No por renuentes hay temas que deben dejar de mencionarse y profundizarse. Uno de los tantos a los que hacemos referencia por su importancia, es la búsqueda de espacio en los muelles del puerto marplatense.
Jurisdicciones, potestades, disposiciones, leyes, resoluciones, dictámenes, son todos elementos que conspiran a la hora de hacer cosas, tal vez dicho de otro modo, burocracia al fin.
De nada sirve que gente experimentada, otros con buenas intenciones, algunos que aportan ideas, el querer hacer para mejorar en definitiva, no logran algo que no es tan sencillo pero que debería recorrer carriles más cercanos a la practicidad y el sentido común, que a la nunca bien ponderada burocracia.
Uno de los lugares a donde se podrían dirigir embarcaciones que no se encuentran activas por cuestiones de temporalidad o bien por razones de operatoria, es la escollera norte. Lugar que aunque parezca insólito tienen distintos “comandos”: la Armada de la República Argentina, el INIDEP, el Consorcio Portuario, la Nación, la Municipalidad y seguramente alguno más que desconocemos.
En la zona de la pretendida terminal de cruceros, se encuentra una embarcación de más de 100 metros de eslora. Puntualmente es la draga 259 C Mendoza. Tiene exactamente 116 metros de eslora y no opera desde el año 2015, no hace falta decir que ya va para 7 años de inoperatividad, con tres motores que no funcionan, a decir verdad funciona solo uno pero que no posee propulsión propia.
La draga 259 C Mendoza, fue construida en España, en los Astilleros AESA, en Sestao y en 1979 fue botada por la Secretaría de Estado de Intereses Marítimos de la República Argentina, quedando alistada ese mismo año.
El desinterés, el abandono, el “siga” han hecho que poca atención se le preste a ese gigante que lo único que hace, por el momento, es ocupar espacio. Decimos “por el momento”, porque los años y el constante y sonante golpeteo de las defensas colocadas oportunamente contra el muelle, como la gota que orada la piedra, se produjera un rumbo debajo de la línea de flotación a la altura de la sala de máquinas. Un golpe al corazón dicho de otra manera.
Por el momento nadie asoma la cabeza para intentar sacar rápidamente la embarcación. Hoy es una “papa caliente”, de eso no se habla.!, si hasta el mismo Jefe del Estado Mayor Conjunto de la Armada de la República Argentina, Alte. Julio Guardia, encomendó tomar manos en el asunto al mismo jefe de la ANA Comodoro de Marina Roberto Fernández; y este -sabemos extraoficialmente- se vinculó con autoridades del staff de la dirección del INIDEP para ver como encontrar una salida.
Como nada ha pasado, nada se hace. Pero puede pasar. Dicho esto sin ánimo de ser agoreros, pero un rumbo, sin control y sin mantenimiento pueden hacer que la embarcación se hunda.
Y si esta última situación ocurre el problema se va a duplicar, se continuará ocupando un espacio precioso para amarrar (a esta altura no hace falta decir nada sobre la falta de lugar), con los consiguientes problemas que puede ocasionar una embarcación hundida en un sector donde habitualmente operan los remolcadores, hacen maniobras las embarcaciones de la Armada, se reciben buques oceanográficos extranjeros como ocurrió hace pocos días o bien los buques tan preciados del INIDEP, pero ese no es el tema de fondo. La imposibilidad de traslado inmediato tiene que ver con que en su bodega de captura de arenas y limos, hay material altamente contaminante, y ese es el punto en cuestión; para moverla hacen falta un sinnúmero de tramites en distintos organismos de provincia y nación, por lo que mover y trasladar la draga 259 C Mendoza, hoy es más una expresión de deseos que una realidad.
Párrafo aparte, cuando inexpertos, audaces y oportunistas políticos que más saben de encuestas que de medio ambiente, petróleo y pesca, hablan del impacto ambiental que podría tener la explotación petrolera offshore en nuestras costas y para la pesca (a 400km de la ciudad y a 2000 metros de profundidad, léase distancia para contaminación y profundidad de pesca que ni el INIDEP sabe lo que hay en esa cota), cuando dentro del mismísimo corazón del puerto hay una bomba flotante que pocos desean hacerse cargo, mientras el reloj ya desde hace años comenzó la cuenta regresiva. De hundirse esta embarcación no solamente quitaría unos 120 metros del preciado muelle del puerto de Mar del Plata, sino que el material tóxico y altamente contaminante de su bodega, bien podría ser causa de daño ambiental.
Por el momento nadie le pone el cascabel al gato…
¿Será la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables quien tome el tema? ¿Será un pedido en conjunto entre actores privados y entes públicos? ¿Quién será? No se sabe, pero alguien “debe ser” quien oficie como cabeza de playa para que el mal no sea mayor.
Debería ser desguazada nos dicen algunos, otros sostienen que debe ser trasladada a otro lugar previo a la revisión de su casco. Los consultados hablan de un gran interés por obtener el casco. Alguien debería golpear la puerta de la subsecretaría correspondiente (Puertos y Vías Navegables) y mostrarles esta situación. “Si se va para abajo estamos listos” nos dice un experimentado capitán al hablar del tema. Equivocado no está.
“La maldición del dragado” nos dice el hombre de muchas canas peinar, amplio conocedor de la historia del puerto marplatense.
Razón también lo asiste. Es que entre los años 2008 y 2013 entre el Estado Nacional y el Estado Provincial, gastaron la friolera de 27 millones de dólares para tener un canal de acceso acorde a un puerto que merece crecimiento.
Hace cerca de una década el Estado intentó poner en valor la ya no bien ponderada “Mendoza” a través del astillero estatal Tandanor. Hay quienes sostienen que los trabajos no fueron suficientes, algo incomprobable por estos días.
Pero algo más ocurrió. En el año 2013 el Consorcio Portuario a través de un llamado a licitación le adjudicó a la UTE conformada por las firmas SDC do Brasil Servicios Marítimos Ltda., Servidragas S.A., Servimagnus S.A. y Rowing S.A., pero la draga “Mendoza” no pudo realizar correctamente el trabajo, dato aportado por las batimetrías de ese momento.
El tema “draga Mendoza”, incluso llegó al Congreso Nacional donde a través de un proyecto de pedido de informes que llevaba la firma de los diputados Pablo Arias, Alfredo Lazzeretti y Ricardo Vago, donde cuestionaban el tiempo que llevaba la draga en Mar del Plata sin dejar de mencionar que no había podido detener el avance del banco de arena y que el margen operativo del canal secundario había quedado más estrecho que cuando comenzaron los trabajos en abril del 2009.
En ese proyecto de pedido de informes, los diputados dejaban en claro que la draga “estaba para desguace”, pidiendo se les dé una explicación racional a los motivos por los cuales continuaba operando.
En marzo del año 2019 a través de un anuncio de la gobernación de la provincia de Buenos Aires, se anunciaba que se iban a recuperar 120 metros de muelle (en referencia a la escollera Norte) ya que se iba a retirar la inoperativa draga. Un anuncio que en días más cumplirá tres años y que nadie desde la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables se ha pronunciado.
Ya es tiempo. Pueden suceder dos cosas: lo que muchos esperan que no sea otra cosas que la rápida remoción de la embarcación o bien seguir transitando la senda del “siga siga”.
Por Editorial