La cría de peces en estanques a través de “criaderos”, hace pocas décadas, parecía algo producto de la imaginación, hoy en día apenas nos asombra.
Son tiempos en que los diversos productos de maricultura y de ahí la acuicultura, cada día van aumentando. Sin ir más lejos el Estado Nacional viene brindando un impulso muy sostenido al tema.
https://www.pescare.com.ar/maricultura-decision-politica-e-investigacion-para-la-actividad/
El Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero viene realizando una muy interesante campaña, en pos de continuar en el desarrollo del “pez limón”. Especie valorada por su doble valor comercial: por un lado la exportación y por otro lado el consumo interno propiciado por grandes chefs para elaborar platos de cocina gourmet y que se sirven en restaurantes de primer nivel en la Argentina.
https://www.pescare.com.ar/zarpo-el-bip-mar-argentino-en-busca-de-reproductores-de-pez-limon/
Décadas atrás, varias especies de salmones y truchas, fueron las “estrellas” en el lago Traful –ubicado en el Parque Nacional Nahuel Huapi en la provincia de Neuquén- además de otros lagos cercanos.
Las introducciones efectuadas en esos lagos, a principios de los años 2000, del salmón del Atlántico o de la Patagonia, no llegaron a obtener el resultado esperado. Los salmones que provienen de Chile a través del Pacífico mediante las cuencas compartidas, son capturados por pescadores deportivos en territorio argentino.
Estos antecedentes nos llevan a preguntarnos ¿hasta dónde se puede llegar con estas actividades?
Más allá de los desarrollos que se pueden llevar a cabo en nuestro país, ocasionalmente la mirada se posa en Europa. En este caso en Medina del Campo, -municipio español en la provincia de Valladolid- justamente en medio de un campo.
Es que han construido 24 piletas (o piscinas como allí las llaman), donde crían 50 toneladas de langostino tropical por año. Cada una de ellas tiene capacidad para 150 a 220 metros cúbicos de agua natural que es mezclada con sal del mar Rojo y ahí, con 28º de temperatura ambiente, cultivan la nada despreciable cantidad de dos millones de langostinos.
Los Sistemas de Recirculación Acuícola, que es la tecnología que utilizan, permiten cultivar peces en tanques, que permiten un control avanzado del ambiente de crianza favoreciendo la cría de peces de altas densidades.
Claro está que se requiere una enorme exactitud ya que cualquier falla en el ambiente de crianza puede hacer que toda la producción no pueda ser utilizada comercialmente.
Los filtros que utilizan en los sistemas de recirculación hacen que el agua se limpie y se recicle para enviarla nuevamente a los tanques de cultivos para compensar la pérdida de agua producto de las salpicaduras, la evaporación y para poder reemplazar la que se utiliza para eliminar los materiales de desecho.
La inversión inicial que han realizado alcanza los 12 millones de dólares, esto es producto del alto costo de las instalaciones y de las larvas que les llegan a través de Isla Morada en la península de Florida en los Estados Unidos.
El resto del proceso consiste en técnicas de inseminación artificial para poder fecundar los aproximadamente 100 mil huevos en cada acción, que tras 15 días pasa a los estanques donde mediante ecosistemas controlados con un 4% de oxígeno y una mezcla de harinas, aceites de pescado y aminoácidos, logran que las larvas lleguen a su tamaño comercial a los tres o cuatro meses del comienzo del proceso.
¿Vale la pena? ¿la ecuación costo/beneficio es favorable? Parece que sí. España consume unas 170 mil toneladas de langostino por año, de los cuales el 95% les llega de Ecuador, Marruecos, China, Vietnam entre otros mercados, a un precio que ronda entre los 8 y 10 euros el kilo de langostino congelado en la venta al público, valor que varía notablemente porque conseguir langostino fresco que puede llegar a costar hasta 45 euros.
¿Es posible en nuestro país alcanzar algo así? Volvemos al principio. Cuando se pensó y se comenzó con la cría de truchas en cautiverio o se iniciaron aquellos proyectos en el lago Nahuel Huapi hace casi 50 años, parecía un despropósito o algo inalcanzable. Si bien atenta a estos modelos de Acuicultura y Maricultura la enorme abundancia de recurso de origen salvaje y natural del mar argentino, siempre es una gran opción frente a imprevistos naturales intrínsecamente relacionados al cambio climático o a quizá otras variables, el recurso pueda variar fuertemente su densidad y biomasa. Ahí esta alternativa tendría un escenario mucho mas importante.
Hoy la ciencia y la tecnología van de la mano, sobre todo en lo que se refiere a alimentación. La Argentina no está ausente en esa ruta y en esa bifurcación que puede ser la producción de peces o mariscos en las condiciones que hemos contado, puede ser posible.
Por Gustavo Seira