Desde la costa marplatense, la imagen de más de veinte buques poteros fondeados en la rada exterior compone una postal poco habitual y cargada de significado. Hasta 28 embarcaciones aguardaron su turno para descargar miles de toneladas de calamar Illex argentinus, en el cierre de una de las temporadas más exitosas para la flota potera nacional, que concluyó oficialmente el 10 de junio.
La zafra 2025 se caracterizó no solo por el volumen —con más de 185.000 toneladas ya desembarcadas—, sino también por la alta eficiencia operativa de una flota compuesta por 75 unidades. La abundancia del recurso y un mercado internacional con precios sostenidos configuraron un escenario favorable, que la flota nacional supo capitalizar.
Los buques poteros están esperando ingresar al puerto para descargar su captura. A las demoras generadas por la gran cantidad de embarcaciones se había sumado la presencia del portacontenedores Varamo, que ocupaba más de 200 metros de muelle y reducía el espacio operativo. Sin embargo, el buque ya zarpó del puerto de Mar del Plata con destino a Bahía Blanca, lo que permite contar nuevamente con mayor espacio en el muelle.

Cada buque transporta entre 150 y 620 toneladas de calamar congelado (no todos tienen sus bodegas completas), mayormente capturado en el tramo final de la temporada en el área norte bonaerense.
El puerto de Mar del Plata enfrenta ahora una exigencia logística excepcional. En los espigones 2 y 3, la actividad se desarrolla a un ritmo sostenido: más de 18 camiones semirremolque, siete grúas, 25 autoelevadores y alrededor de 600 operarios de cooperativas trabajan de forma ininterrumpida, incluso durante los fines de semana. Pese a las dificultades, la respuesta de los equipos de descarga, los gremios, los operadores logísticos y las empresas ha sido coordinada y eficiente.
Hoy, Mar del Plata —principal puerto pesquero del país— enfrenta el reto de estar a la altura del cierre de esta temporada extraordinaria. La congestión en rada es, en el fondo, el reflejo de un sistema que está vivo, que funciona y que da respuestas gracias al esfuerzo conjunto de todos sus actores, donde el eje central es la actividad privada y su gente.
Desde la costa, los marplatenses ven las luces en el horizonte sin saber que detrás de cada una hay una historia de trabajo, un proyecto de vida. No son solo barcos esperando turno: son el testimonio concreto de una actividad estratégica para el país, una muestra de soberanía y de producción en el Atlántico Sur. La campaña ha terminado, pero deja en tierra mucho más que estadísticas: deja una huella de compromiso, de trabajo argentino y de vocación compartida, porque cuando hay buena administracion de los recursos vivos del mar y rentabilidades, Argentina es el modelo de industria pesquera salvaje y natural por excelencia que exporta alimentos de calidad al mundo.