La noticia la divulgó a nivel internacional la agencia Agence France-Presse, quien indicó que se prevé reducir las emisiones de sustancias contaminantes respecto al año 2008 en al menos un 20%, con un objetivo de 30% para el año 2030 y de al menos un 70%, aspirando al 80% para el 2040.
El acuerdo arribado en la 80º reunión del Comité de Protección del Medio Marino de la Organización Marítima Internacional, que se celebró en Londres entre el lunes y viernes, concluyó con la adopción de una estrategia revisada para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del transporte marítimo internacional.
El objetivo es claro aunque parece inalcanzable: que las emisiones que se expulsen a la atmósfera sean compensadas por las que absorben sumideros naturales como los océanos y los bosques.
El acuerdo deberá ser promulgado este viernes, al término de una semana de negociaciones del Comité de Protección del Medio Marino (MEPC) en Londres, sede de la Organización Marítima Internacional, y en las que participaron un centenar de países.
Varias son las Organizaciones No Gubernamentales que consideran que este compromiso no es suficiente, comparado con los objetivos establecidos por numerosos países antes del encuentro, y además que no basta para encarrilar al sector hacia la reducción de emisiones de CO2 en el marco del Acuerdo de París, según señalan las Organizaciones.
Hace un lustro, la OMI había instado a los transportistas a reducir sus emisiones de Dióxido de Carbono de 50% en 2050 respecto a 2008, mientras que la Unión Europea reclamaba en las negociaciones de esta semana, un objetivo de cero emisiones en 2050, con dos etapas intermedias: reducción de 29% en 2030 y 83% en 2040.
De acuerdo a lo que han señalado, las islas del Pacífico, están especialmente amenazadas por el calentamiento global, por lo que buscaban objetivos más ambiciosos, ya que contaban con el apoyo de Estados Unidos y Canadá, quienes proponían un 96% menos desde ahora a 2040.
Las organizaciones ecologistas van un poco más allá, fieles a su estilo y exigen una reducción del 50% para 2030 y la neutralidad de carbono para el año 2040.
Por el contrario, otros exportadores como China, Brasil o Argentina, frenaron los objetivos, argumentando que estos límites son demasiado estrictos, beneficiando a los países ricos, en detrimento de las naciones en desarrollo, oponiéndose, entre otras medidas, a un proyecto de “tasa carbono”, apoyado por el presidente francés, Emmanuel Macron, al que siguieron grandes empresas del sector naviero, tal el caso de una conocida por los puertos argentinos y principalmente de Mar del Plata, como lo es Maersk.
Desde la ONG “Clean Shipping Coalition” manifestaron que “el nivel de ambición del acuerdo es muy inferior al que es necesario para mantener el calentamiento climático planetario por debajo del 1,5ºC, y la formulación del texto es imprecisa y no vinculante».
La gran mayoría de los 100.000 barcos del sector, que transportan 90% de las mercancías en el mundo, utilizan fuel pesado, siendo responsable de casi 3% de las emisiones de CO2 mundiales, de acuerdo a las estadísticas de la Organización para las Naciones Unidas.
Al respecto el secretario general de la OMI, el coreano Kitack Lim, indicó que “esta nueva estrategia abre un nuevo capítulo hacia la descarbonización marítima. Esto no es el objetivo final, sino que es en muchos sentidos, un punto de partida para las labores que deben intensificarse aún más en los años y décadas que tenemos por delante”.
En otro sentido, como bien sabemos, todo empieza por el transporte de cargas y después diferentes organismos nacionales lo aplican para la industria pesquera, las pruebas a la vista Francobordo y Sistema de Gestión de Seguridad principalmente; también se deberá ajustar las distintas normativas vigentes por cuanto algunas resoluciones alientan a limitar un mínimo alto de velocidad fuera de las horas de pesca y dentro de zonas de veda, fomentando el consumo de combustible, como así también, la preparación de combustibles de máximo refinado bajos en contenido azufre y metales pesados, disponibles para el mercado pesquero. Parecen muchas exigencias para el mercado argentino, pues será difícil y muy oneroso cambiar toda una planta propulsora y sus respectivos motores auxiliares para encuadrarse en próximos 7 años en criterios diseñados para el verdadero primer mundo.
En otro sentido, debemos recordar que ya hay importantes empresas en Mar del Plata y zona, como el caso de Lamb Weston y Mc Cain que ya están analizando la salida de mercadería de exportación por el puerto de Mar del Plata, debido al costo en bonos verdes que debiesen pagar por el impacto de huella de carbono del transporte en camión por autovía 2 hasta la terminal portuaria de Buenos Aires. Es decir, parte del sector privado multinacional que ya conoce la problemática y sus costos, están en vías de adaptar el know how a lo que vendrá por exigencia de los grandes centros de consumo.