Inmediatamente luego del saludo cordial con el cuál siempre nos recibe, le hacemos mención y la felicitamos por el premio recibido por parte del Presidente de la Nación Dr. Alberto Fernández, en el marco del Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras. Se sonroja y nos cuenta la experiencia “off the record”.
Sandra Cipolla recibió a PESCARE para hablar de “la hermana de la industria pesquera”, la industria naval.
La Presidenta de SPI Astilleros siempre posibilita abordar diversos temas y denotando conocimientos, no solo de la industria que la tiene involucrada desde hace varias décadas, sino que informalmente nos permite una charla sobre el sector pesquero, donde queda evidenciado que lo suyo va más allá de una responsabilidad laboral. Los temas pasan por el apasionamiento y no quedan dudas de ello.
Hoy SPI tiene varios desafíos, entre ellos el buque pesquero “Luigi”. El mayor construido en su tipo en la historia de la industria naval argentina.
Si uno viene todos los días tal vez no se nota el cambio, el crecimiento, pero si se hace el ejercicio de dejar pasar varios días, volviendo a observar la obra del “Luigi”, se van viendo grandes cambios, al menos en lo exterior, aunque en el interior se trabaja constantemente.
Si tomás una foto de noviembre del 2020, hay dos cosas que son muy claras en una vista aérea. Ni siquiera la quilla estaba puesta y ni siquiera estaba la nave! Era un médano donde hoy estamos construyendo la embarcación y se ha hecho la obra civil correspondiente para poder construir un barco de esta naturaleza. La realidad es que es muy poco tiempo en una Argentina con un grado de complejidad, no solo política sino también macroeconómica, atravesada por una pandemia durante el 2020 y 2021. Que realmente uno pueda mirar esa foto -que después la tenemos que ver para poner en valor esto que te estoy diciendo- y hoy poder ver el volumen que tiene el buque en dimensiones, en tamaño, efectivamente causa mucha satisfacción. Saber que más allá de los avatares, de las cuestiones que han surgido en el camino, hemos elegido dos cuestiones muy bien: una que es el seguir apostando a nuestra industria y nuestra convicción de que en la Argentina es posible y la segunda es tener un cliente como el Grupo Solimeno que también apostó a la Argentina.
El Grupo Solimeno tuvo también la capacidad de apostar a la industria naval nacional. Eso para nosotros tiene un valor superlativo en términos de lo que significó y significa para nosotros construir el barco. Estamos muy felices.
¿Cuántos trabajadores están abocados exclusivamente en la construcción del “Luigi”, más allá del amplio plantel de trabajo que tiene SPI?
En forma directa tenemos personal que depende de SPI, estamos en alrededor de 115 personas y tenemos asignados terceros que trabajan directamente en la obra que son 150 trabajadores.
En un momento fue muy raro, allá por el mes de enero nos vino a visitar el Embajador en Brasil Daniel Scioli y estábamos en la “tercera o quinta ola” de Covid, nos faltaba gente, teníamos una baja muy importante.
Pensemos que en SPI ingresan todos los días 250 personas. Cuando tenés 30 personas trabajando sobre el barco, se “pierden”. Hoy tenemos un volumen impresionante de gente, en el medio estamos capacitándolos para que el personal esté más calificado.
El barco tiene un registro de clase. No solo pasa Prefectura sino que además está auditado constantemente, por lo tanto la calificación de nuestro personal es muy importante, la propia y la de terceros. Eso nos permite perfeccionar la calidad del barco que nosotros queremos y el cliente quiere –que es exigente-.
A veces le digo que él se está construyendo un barco a medida y de gran calidad, por las decisiones que ha tomado sobre el barco, que no creo que ningún barco del puerto de Mar del Plata la tenga. Dudo que en Europa estén construyendo un barco con la calidad de esta embarcación.
Estamos hablando del barco pesquero más grande construido en la Argentina y es la obra más mencionada en la historia de la industria naval de nuestro país.
El “Luigi” es un hito en términos de las capacidades de la industria naval nacional. Más allá del orgullo que me genera a mí, obviamente presidiendo SPI Astilleros, lo que hemos hecho es poner en valor eso y que un empresario nacional, de capitales nacionales, pueda ver eso –porque estábamos hablando de un potencial- y que tomemos la decisión de llevarlo adelante, es muy importante.
Estábamos hablando de la capacidad que podíamos tener los argentinos de construir este tipo de embarcación y creo que eso generó un círculo virtuoso donde se repite el “Luigi” como un emblema y tendría que tomárselo de ese modo, más allá que pueda parecer egocéntrico, pero creo que tiene ver con esa capacidad que tenemos los argentinos de apostar por nuestro país y hacer crecer a nuestra gente.
Puede sonar risueño, pero se interpreta como “acá tenemos un médano, acá vamos a hacer una nave y acá vamos a construir el barco”.
La realidad es que teníamos una grada pero no era una grada tan específica de construcción. Teníamos una idea de cómo hacerlo.
Solimeno no me va a dejar mentir. Lo que un día dijimos, poniéndonos a soñar, y de ahí nació el barco. Con un sueño que tenía él de construir un barco a su medida, con su calidad, con todo lo que tenía en la mente y que podía hacerse en un barco y nosotros con las ganas de construirlo y de afrontar ese desafío. Es un sueño que está en proceso de hacerse realidad.
Hubo algunas complicaciones con las fechas por lo que nos ha contado anteriormente.
Sí, por lo que te mencionaba. No hacemos magia (risas). Estamos hablando nada menos del buque de mayor porte construido en el país, es el primero de nuestra línea de producción porque gracias a Dios atrás vienen más.
Obviamente la teoría se nos ha visto un poco desdibujada, pero dentro de los parámetros normales y de lo que nosotros entendemos lógico para este gran desafío que se afrontó entre dos empresas marplatenses y nacionales.
Seguramente el armador lo quiere para ayer, ver esa obra terminada genera expectativa y ansiedad. No solo en el caso de este cliente, sino en general cuando se encarga una embarcación.
Siempre. Y está bien que así sea porque es su producto. Cuando uno va a comprar cualquier producto tiene para elegir y se lo lleva. La realidad es que cuando vendemos un barco y digamos “es este”, mientras tanto lo que hacemos son los planos, son dibujos, vos mostrás un render y esa ansiedad de poder tocarlo, de poder recorrerlo, de saber por donde va a pasar la cinta de congelado, la de fresco, como van a subir las redes a cubierta, esa es la ansiedad que tiene todo cliente y no pasa por si el astillero cumple o no. Tiene que ver con la ansiedad propia de comprar algo que no tenés.
Los clientes lo entienden, lo han podido poner en valor y sobre todo cuando ven este volumen que creció, no es algo que quedó efímero sin ningún formato, el buque creció, se está trabajando, vieron llegar los motores, los guinches, todo lo que es generación. Todo eso se puede tocar y eso marca que se está más cerca de la recta final.
¿Cuáles han sido las características particulares que le solicitó Solimeno para la construcción de esta embarcación? Porque él ya tenía una idea en mente y puede ser distinta a lo que ya han hecho en el astillero.
Preservando la propiedad intelectual de lo que ha pedido el cliente te puedo decir que lo más innovador es que se le ha puesto mucho acero inoxidable al barco, donde tal vez en otros astilleros, incluso nosotros mismos, podríamos haber dicho que era innecesario y la realidad es que el barco está quedando impecable desde el punto de vista de resguardar la mercadería.
Lo que vemos es que el pensamiento que se tuvo es para no solamente resguardar la calidad del propio barco en términos de la tripulación y las cuestiones que hagan a la comodidad, a la seguridad del barco, sino también que está pensado en el mejoramiento de la calidad de su producto. Eso habla de personas que apuestan a mejorar la calidad de sus productos que nos terminan representando a todos.
Otras de las características es que se ha pensado todo un tema de habitabilidad que tenga que ver con perfil de género, pero se administró mejor justamente la habitabilidad para que llegado el momento, si hubiera que incorporar mujeres a los barcos, tengan mayor accesibilidad de hacerlo.
Por ejemplo manejar diferentes los dormitorios, los baños, los vestuarios y eso ni siquiera requirió un esfuerzo en términos económicos, sino que requirió de una voluntad que él la manifestó y que nosotros queríamos hacerlo porque que un barco de esta naturaleza, salga ya con una capacidad de tripulación más inclusiva, también es innovador.
Además tiene todos los detalles de alguien que está arriba de los barcos en forma permanente, no hay dudas que tanto “Tony” Solimeno como todo su equipo técnico, en función de las embarcaciones que administran tienen una capacidad técnica que es noble y ha estado puesta a disposición del diseño y la construcción de la embarcación.
¿Se anima a arriesgar una fecha para la botadura o justamente sería eso, arriesgar?
Tenemos compromisos asumidos que vamos a cumplir. No quisiera aventurar una fecha posible porque es algo que tendría que hablar con la propia firma.
Lo que te puedo contar es que la semana que viene vamos a estar corriéndolo de posición, porque empieza otro proceso constructivo y se lo va preparando para su posterior botadura. Hay algunas cuestiones que va ir haciendo que “el paisaje” cambie.
Junto con este cambio vamos a ver que va a empezar a crecer la segunda obra.
Las ventanas del astillero permiten una gran visualización de los sectores donde trabaja SPI, nos llama la atención que quienes recorren el lugar aprovechan para “hacer una selfie” con el “Luigi” detrás. En el recorrido visual podemos observar con claridad el syncrolift que está justamente frente a las oficinas del astillero. El tan mencionado “syncro” que había que ampliar pero cuestiones burocráticas demoraron las obras.
¿Cómo está el desarrollo del syncro, algo vital en general para el astillero y en particular para poder continuar con las obras?
Más allá que hubo demoras que fueron ajenas a nuestra voluntad pero la verdad es que acompañó todo el mundo, Nación, Provincia, el Consorcio. Tuvo los grados de dificultad razonables, complicados en un país que tiene grados de complejidad funcional.
Destrabado eso, la obra ahora está impecable. Venimos a un buen ritmo. Ya está todo el pilotaje terminado, estamos trabajando sobre las plateas, uniendo la platea vieja con la nueva, una banda está terminada, la otra ya está para colar, seguramente en los próximos días.
Luego queda todo el “metier” nuestro que tiene que ver con el montaje de la nueva parte del elevador sincrónico. Estamos muy bien y muy satisfechos porque tomamos las decisiones de esperar, más allá de nuestro enojo primario.
La dificultad radicó en la OPDS, su disolución y el cambio a categoría de Ministerio…
Ningún atraso de ninguna obra puede causar satisfacción, se resolvió de la forma que tenía que ser. Había personas que sugerían que “metiéramos” un Recurso, que lo lleváramos a la justicia.
Nosotros perseguimos un objetivo que es trabajar y si yo llevo algo a la justicia, tal vez se hubiese parado la obra y no estaríamos como estamos ahora trabajando prontos a poder botar el barco, que es una de las tantas etapas que tiene el barco. La entrega final es diferente a la botadura.
Esa será la puerta entonces para todo lo que se viene detrás.
Todo lo que viene tiene que ver con la botadura del barco. Con el corrimiento nos van a quedar las gradas disponibles para empezar el segundo y empezar a prepararnos para el tercero.
Como recién mencionabas que el cliente “quiere el barco ya”, nosotros queremos el “syncro” ya. Queremos probarlo. Mientras tanto, para nosotros, hasta que no empezáramos la obra, era toda teoría, más allá que está trabajando una de las empresas de infraestructura portuaria más importantes del país, que es la gente de Trevi.
La obra es impecable, el fondo que habíamos analizado es el correcto, estamos convalidando los procesos y los pasos que hicimos para llegar a esta obra de infraestructura portuaria que -desde 1977 que se inauguró el syncrolift hasta la fecha- no ha habido ninguna otra obra de infraestructura portuaria.
Digo esto ya que es una infraestructura portuaria que a la larga le queda a la Provincia. Estamos muy satisfechos con la obra, la demora inicial tiene que ver con los riesgos que uno asume cuando sueña. Teníamos que soñar no solo con la nave y el barco sino también con el “syncro”.
La realidad es que tenemos un puerto que es solidario en ese sentido y la realidad es que ha ido acompañando todo el proceso en forma sana, transparente, sabiendo que esto va a beneficiar no solamente al buque que tenemos que botar, sino que va a agregar valor, como para las embarcaciones costeras pudiendo subir no de a uno, sino de a dos.
Se van a poder hacer cuestiones más versátiles, porque va a quedar una medida de elevación mucho más versátil de lo que era. No solo estamos apostando a que las construcciones tengan, para este tipo de barcos, un medio de elevación para su botadura, sino que además para que las reparaciones incrementen su capacidad y los clientes, cuando hablamos de pesca, se nos concentran muchísimo a fin de año.
Tener un elemento de mayor porte como el que vamos a tener nos va a permitir poder atender mejor a nuestros clientes que, seguramente el último año, no los pudimos hacer como correspondía porque teníamos el “syncro” parado.
Ojalá este año podamos, esto que estamos diciendo, lo podamos cerrar con una foto con la cantidad de barcos que vamos a poder poner “en seco” en función de esta obra.
Un adelanto, Sandra, ¿ya empezaron los movimientos del gigante “Luigi”, entonces?
Si justamente ayer 18 de abril, lo movimos, todo como lo planificado, sin inconvenientes, dejamos esa primer grada para comenzar con su gemelo “Anita” que seguramente estaremos iniciando las tareas de ensamblado estos próximos dias. Venimos trabajando en el casco, las chapas y los cortes de las mismas desde hace mucho tiempo. Iniciamos ya la construcción y ensamblado del mismo apenas desplacemos totalmente al “Luigi”.
Dejame decirte, del trabajo y esfuerzo que hicieron todos los empleados para poder mover el casco, fue una tarea en equipo que no puedo dejar de resaltar, ante la vista del propietario, que seguía paso a paso toda la operación. Nada simple con momentos de tensión, pero la gente siempre responde y el objetivo se cumplió. Un nuevo hito en la industria naval marplatense en las gradas de SPI.