La apertura de importaciones encendió una luz de alerta en la actividad pesquera y naval de Mar del Plata. Latas de caballa de Ecuador o barcos fabricados en España; franjas disímiles pero de igual impacto en la industria local.
El marco obliga a los representantes de esos sectores productivos a plantear quejas, alertar sobre consecuencias y proponer instancias superadoras. Así ocurrió durante la reunión que se desarrolló este miércoles en la sede de la UTN.
El encuentro, que fue impulsado por la Asociación Bonaerense de la Industria Naval (Abin) y la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires (Uipba), también sirvió para poner la lupa sobre costos internos, impuestos y problemática laboral.
Participaron el presidente de Abin, Miguel Ángel Sánchez; su par de Uipba, Mario Gualtieri; Alejandro Pennisi y Sebastián Greco, por las conserveras; y el gerente de recursos humanos del Grupo Valastro, Darío Sócrate; junto a delegados del sector textil, software y bebidas, afectados por las mismas inquietudes.
A la mesa se sumaron Carolina Castro, subsecretaria de la Pequeña y Mediana Empresas en el Ministerio de Producción; Agustín O´Reilly, subsecretario de Industria de la Provincia; y Federico Bellezze, jefe de Gabinete en el Ministerio de Trabajo bonaerense.
También estuvieron el presidente del Consorcio Portuario Regional de Mar del Plata, Martín Merlini, y el secretario de Desarrollo Productivo del Municipio, Ricardo de Rosa, entre otros funcionarios de la administración Cambiemos.
“No son reuniones de catarsis”
“Mar del Plata es un polo productivo muy importante para la provincia de Buenos Aires. Estas no son reuniones de catarsis, sino que trabajamos cada problema que se plantea con propuestas para superarlos”, explicó Gualtieri en conferencia de prensa.
A su turno, Sánchez profundizó uno de los temas sensibles: “Tenemos una situación muy delicada porque ya se está corriendo un borrador, donde habría un Decreto de Necesidad y Urgencia que permitiría importar barcos, usados inclusive, con arancel cero y por quince años. Eso es la defunción del sector”, dijo en relación a la industria naval.
Luego, agregó: «No podemos creer que seremos más competitivos cerrando industrias ni echando trabajadores, al contrario. Una política industrial que no esta consensuada es el anuncio de un fracaso. Peor aún si a ello se agrega una presión fiscal e impositiva excesiva y un aumento desproporcionado de insumos básicos como la energia (…) Si siguen viniendo de tan lejos a robarnos el pescado en la milla 201, entonces llenemos la milla 200 con barcos pesqueros construidos en Argentina y nuestra industria pesquera y su cadena productiva harán el resto».
El dirigente expuso que contra barcos usados de China o Europa, donde tienen sistemas de subvención desde hace años, los astilleros locales no puede competir. Al mismo tiempo, reclamó por reglas internas que fijen un piso de igualdad.
“Durante 2016, la importación de barcos usados se ha incrementado de una forma alarmante (…) Si el Estado argentino va comprar barcos de investigación pesquera a España, lanchas a Israel, patrulleros costa afuera a Francia, etcétera, entonces la industria naval argentina, sus astilleros, talleres, proveedores, obreros, técnicos, ingenieros y estudiantes están condenados”, graficó.
Caballa de Ecuador
Con otras particularidades, los conserveros recordaron que sólo durante enero de este año se importaron 21 mil cajas con 24 latas de caballa cada una. Entre enero y febrero del año pasado, habían sido 9 mil.
La mayor parte de esa producción llega de Ecuador y en menor medida de Chile. “Ellos manejan otros costos y acá los vendedores aprovechan para agrandar sus márgenes de ganancia, porque el precio final es el mismo”, agregó Pennisi durante la reunión.
Por último, Gualtieri trazó ante los medios una síntesis del camino que desean seguir: “Tenemos que articular acciones que mejoren los costos de las empresas: ART, litigiosidad laboral, ausentismo, el tema de los impuestos como Ingresos Brutos, los municipales y tener un manejo de importaciones inteligente; que sean de productos complementarios y no sustitutivos. El trabajo tiene que ser argentino”.
La inquietud alcanza a las conserveras y los astilleros. El tema circuló en una mesa convocada por la Abin que reunió a industriales y funcionarios.