Un equipo de investigación de la Universidad de Almería, la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco y la de Buenos Aires, junto al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina, evalúa el aprovechamiento de ácidos Omega-3 a partir de residuos de la industria pesquera, sobre todo en la marisquera, como las vísceras.
Los científicos proponen esta extracción a través de técnicas más eficaces y respetuosas con el medio ambiente y con el objetivo de obtener un mayor rendimiento en los subproductos originados y utilizarlos como fuente de antioxidantes y ácidos grasos beneficiosos para el organismo como ser EPA y DHA. Tiempo atrás, se avanzaba en esta producción en el mismo puerto de Mar del Plata, a través del residuo del calamar en un proceso en caliente para la separación de ácidos poliinsaturados. Hoy, a diferencia de aquel procedimiento, se experimenta con modelos mas sofisticados y altamente mas eficientes en la misma extracción pero en frío, desafectando la modificación química de la molécula por altas temperaturas.
Los expertos parten de estudios previos en los que quedan probados los beneficios que los lípidos provenientes del mar aportan a la salud y plantean la necesidad de promover una mayor explotación de estos compuestos a partir de los desechos que se generan desde la industria pesquera. En un artículo publicado en la revista Food Reviews International presentan los métodos utilizados para la extracción e identificación de estas moléculas de lípidos naturales en el laboratorio y en la industria con el objetivo de mejorarlos y simplificarlos.
De esta manera, se logra una doble aportación a la sostenibilidad: se reducen los desechos, convertidos en nuevos productos para los sectores alimenticio, farmacéutico y cosmético y, disminuyen los agentes contaminantes en su transformación, recoge la Fundación Descubre.
La propuesta apunta a la explotación de otros elementos, hasta ahora desechados, para la producción de nuevas opciones comerciales. “ No sólo las cáscaras de los mariscos, sino también las vísceras, son una fuente de lípidos beneficiosos que podrían utilizarse tanto para alimentación humana como animal ”, indica la investigadora de la Universidad de Almería Tania Mazzuca, autora del artículo.
También, por estas latitudes y complementada por un estudio patagónico-marplatense donde se trabaja para la producción del quitosano y quitina a partir del exoesqueleto del langostino como residuo, en un trabajo del INTI con biólogos y personal de la ciencia, intentando convertir los desperdicios del langostino en fertilizantes y materia prima para la industria farmacéutica y biomédica. El quitosano y sus derivados, como el trimetilquitosano (compuesto en el que el grupo amino ha sido trimetilado), han sido empleados en el transporte de genes no víricos. El trimetilquitosano o, incluso, el quitosano cuaternizado se han mostrado capaces de hacer transfección de las células malignas del cáncer de pecho. Ver https://www.youtube.com/watch?v=XUAF3hsZWPs
Los estudios han sido financiados por la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, el Programa Investigación, Desarrollo e Innovación en Ciencias del Mar del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Argentina, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y fondos privados.
En el fondo, es una forma de eficientizar toda la cadena de industrialización del langostino, calamar y otros pescados, pues lo que hoy tiene un gran impacto en el medio ambiente, será la materia prima para iniciar productos que generen un gran beneficio a la salud humana y amigable con el medio ambiente, de manera de seguir optimizando la cadena de producción y comercialización de la actividad primaria extractiva.