Desde hoy, 14 de enero, la flota pesquera de Rawson podrá reanudar sus operaciones tras el cese temporal de actividades dispuesto por la Secretaría de Pesca de Chubut, que había comenzado el 7 de enero con el fin de proteger el langostino en tallas pequeñas y asegurar la sostenibilidad del recurso, según Resolución de la Secretaria de Pesca de Chubut Nro.2/2025 (parcial) y Nro.8/2025 (Total del área de esfuerzo de pesca de la provincia).
Esta medida había generado incertidumbre en la cadena productiva, pero su levantamiento da un respiro a los actores del sector. Sin embargo, los desafíos persisten.
Desde altas horas de la noche de ayer, el muelle de Rawson se convirtió en epicentro de un renovado aire de esperanza por dar con capturas de tallas ideales, más acordes a lo que incipientemente demanda el mercado.
La situación actual en la industria pesquera es preocupante. A pesar de la reapertura, el mercado sigue sin mostrar signos claros de recuperación. Y algunos prevén que no lo hará por largo tiempo. La demanda de langostino se mantiene baja, lo que ha dejado a las cámaras frigoríficas llenas de toneladas del marisco, sin poder concretarse ventas de manera significativa. Los responsables comerciales de las empresas del sector coinciden en que está siendo cada vez más difícil cerrar negocios y las pocas operaciones que se concretan se realizan a precios similares o incluso inferiores a los de la temporada anterior.
Un factor clave en esta difícil coyuntura es la desaparición de China como uno de los principales destinos del langostino argentino. La caída en las exportaciones hacia ese mercado, especialmente de langostino de la zona austral (FAO 41), ha sido abrupta y no ha mostrado signos de recuperación. En Europa, aunque la demanda sigue vigente, los precios actuales no permiten cubrir los costos operativos de las empresas argentinas, lo que afecta la rentabilidad del sector. En este contexto, las tallas menores (L3 y L4) han perdido gran parte de su atractivo y se ha pulverizado el precio, mientras que las tallas L1 y L2 siguen siendo las más solicitadas, aunque a precios que no favorecen al productor.
Otro factor que ha influido negativamente en el mercado es el auge del camarón de cultivo, particularmente el de la especie Vannamei, cuya producción alcanzó cifras récord en 2024, superando el millón doscientas mil toneladas (algo así como 6 veces las capturas del salvaje y natural argentino). Este producto, aunque de una calidad inferior al langostino argentino, se ha expandido rápidamente y se ha convertido en una opción más barata para los consumidores, afectando las ventas de las tallas L3 y L4 de langostino chubutense, que ahora enfrentan una dura competencia.
La reciente veda biológica impuesta por Chubut generó diversas interpretaciones entre los actores de la industria. Mientras algunos observan que la flota estaba efectivamente capturando langostinos de menor tamaño, otros opinan que una semana de inactividad no es suficiente para que las corrientes marinas que ingresan por el norte, puedan traer consigo mejores tallas a partir de hoy.
También hay quienes consideran que la veda fue una medida influenciada por las presiones de la flota amarilla, que buscaba que las plantas procesadoras mejoraran los precios a los barcos, que enfrentan costos fijos elevados y no cuentan con materia prima suficiente, algo por estos días que no parece estar en lo equitativo, pues tras que no se puede vender y los stock lograron alcanzar el cenit, algunos hablan de mejorar aun mas el precio en boca de bodega. Una disputa entre eslabones del sector que solo manifiestan una sola realidad, con los precios internacionales y los costos que alcanzó desmedidamente la actividad, la matriz productiva es deficitaria. Hoy los únicos que han mejorado sustancialmente sus ingresos es el componente laboral, la mano de obra del personal embarcado y fundamentalmente el sector proveedores de bienes y servicios junto a la asfixiante presión tributaria. De allí en más, que cada uno saque sus conclusiones.
En definitiva, aunque la reactivación de la flota pesquera es un alivio para el sector, los problemas estructurales del mercado siguen siendo una preocupación central. El mercado internacional continúa siendo volátil, y los precios bajos, sumados a la competencia del camarón de cultivo, mantienen a la industria pesquera en un escenario de incertidumbre. Por otro lado, hay que destacar que -al igual que en nación- las capturas han sido explosivas, en dos meses se capturaron más de 52.000 toneladas, lo que demuestra la eficiencia del sector cuando las condiciones de trabajo se encuentran en equilibrio. Lo único que falta es, nada menos, que mercado. No es poca cosa.
La respuesta de los mercados internacionales y la capacidad del sector para adaptarse a estos nuevos desafíos serán factores clave para determinar el futuro de la pesca del langostino en Chubut, a quienes hay que poner una gran cuota de respeto, pues a través de la historia, el sector pesquero, siempre ha podido superar sus inconvenientes y crecer, algo que sería nuevamente un trampolín para este sector acostumbrado a estos y otros desafíos de magnitud.