A escasas dos semanas del inicio formal de la temporada de langostino en aguas bajo jurisdicción de Chubut, y tal como lo adelantamos hace algunas semanas y ayer, una decisión del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU-Rawson) encendió las alertas en toda la cadena pesquera provincial.
En una asamblea desarrollada este jueves en la delegación de esa localidad, convocada por los delegados Daniel Cisterna y Sebastián Viel, los marineros resolvieron —por una ajustada mayoría— no aceptar el ofrecimiento salarial presentado por la Cámara de la Flota Amarilla de Chubut (CAFACh), manteniendo en suspenso la firma del acuerdo paritario que ya fue rubricado por los otros gremios marítimos.
La deliberación del SOMU tuvo un resultado dividido. Mientras un sector propuso aceptar el esquema acordado por la Asociación de Capitanes, Pilotos y Patrones de Pesca, el Sindicato de Conductores Navales de la República Argentina (SICONARA) y el Centro de Patrones y Oficiales de Pesca y Cabotaje Marítimo —que fija el valor del kilogramo de langostino en 1.250 pesos, con un incremento a 1.300 desde enero de 2026—, otro grupo planteó elevar inmediatamente la base de cálculo a 1.300 pesos y llevarla a 1.350 a partir del próximo año. Finalmente, esta última postura prevaleció, dando instrucciones a sus delegados para que continúen la negociación con el sector empresario.
Consecuencias Inminentes: Sin acuerdo, no habrá prospección
La decisión del SOMU de no adherir al entendimiento conjunto con los demás sindicatos deja en un delicado impasse la planificación de la prospección del recurso langostino. Desde la Secretaría de Pesca del Gobierno de Chubut, su titular, el Dr. Andrés Arbeletche se pronunció hace algunos días, que «no se autorizará ninguna campaña de prospección mientras no se encuentren homologados todos los acuerdos paritarios«. De persistir esta situación, la prospección —tentativamente prevista para la última semana de octubre— podría quedar suspendida, con el consecuente retraso en la apertura de la temporada, originalmente fijada para el 1° de noviembre.
La incertidumbre sindical amenaza con un efecto dominó en toda la estructura productiva. El inicio demorado de la actividad no solo impactaría sobre las tripulaciones de la flota amarilla, sino también sobre la estiba, la logística portuaria y el funcionamiento de las plantas de procesamiento que dependen del abastecimiento constante de materia prima. El sector industrial observa con creciente inquietud la posibilidad de un nuevo escenario de conflicto que, como ocurrió en años anteriores, y este con la flota congeladora, podría derivar en pérdidas significativas de días de trabajo y de volumen de captura.
Empresarios mantienen su postura
Las empresas del sector, nucleadas en la CAFACh, ratificaron su negativa a reformular la propuesta salarial, sosteniendo que la oferta actual —ya aceptada por la mayoría de los gremios marítimos— representa un esfuerzo equilibrado y razonable en el contexto económico vigente. Desde el empresariado remarcan que el año pasado se vivió una situación similar y que no están dispuestos a reabrir una discusión que consideran cerrada.
En paralelo, dentro del propio SOMU subsiste una marcada división interna: numerosos marineros han manifestado su voluntad de firmar el acuerdo vigente y embarcarse cuanto antes, para evitar la pérdida de días de faena y de ingresos. Algunos armadores, incluso, habrían recibido expresiones de disposición a suscribir acuerdos particulares en caso de que la conducción sindical mantenga su negativa.
Un pulso político y económico en pleno proceso electoral
El trasfondo de esta disputa excede el aspecto estrictamente salarial. A poco más de un mes de la elección interna del SOMU, la decisión de retener la firma del acuerdo paritario adquiere un evidente sesgo político, con repercusiones que trascienden lo gremial. La falta de definición en la mesa de negociación se interpreta, en distintos ámbitos, como una estrategia de presión interna y externa, que podría alterar el cronograma operativo de la principal pesquería del litoral chubutense.
En este contexto, el escenario pesquero provincial se encuentra en estado de alerta. La indefinición del SOMU y la firmeza empresarial configuran un cuadro de tensión creciente, cuyo desenlace condicionará el arranque de la temporada y pondrá a prueba, una vez más, la capacidad de articulación entre los distintos actores del sector marítimo y productivo de Chubut.
Desde distintos ámbitos del sector pesquero, se llama a la cordura para limar asperezas y llevar adelante la pesquería más importante de la Argentina con impacto directo en el desarrollo de las comunidades del litoral costero chubutense, además del ingreso genuino de divisas para la Nación. Desde esta redacción, anticipamos que en las próximas negociaciones se logrará un consenso para encauzar con inteligencia el normal desempeño de la temporada de pesca de langostino en aguas bajo jurisdicción provincial de Chubut 2025/2026.