El caso de la pesca en Mar del Plata merece un profundo estudio, pues nada queda librado al azar como cuando se pone en práctica que lo urgente no deja ver lo importante.
Todo se justifica, debido a que reordenar los números entre las empresas y sus trabajadores no es poco y mucho menos en un ambiente donde la inflación degenera cualquier ambiente estático; pero a veces, en el fragor de la disputa donde cámaras y gremios del sector llevan mas de 7 u 8 meses en ponerse de acuerdo, ocupando tiempo que otros disponen de sobra, hace que lo importante y de fondo quede a un lado.
Así, es como en los últimos tiempos transita la pesca de Mar del Plata, mientras desde frondosas oficinas en CABA se opera contra un sector que desde afuera parece rico por el volumen de exportaciones, pero que debido a los costos, hoy por hoy, las rentabilidades son tan flacas como las ideas de quienes debiesen defender los intereses del complejo pesquero de la ciudad y provincia.
Mientras tanto, los embates contra el sector adormecido parecen en lo inmediato no tener impacto, pero que a la larga mas temprano que tarde lo acusarán.
Nada es gratis, y tampoco ese acercamiento de nuevos participantes que desconocen el sector pero que comienzan a buscar una porción de la torta. Promovido por el Círculo de Políticas Ambientales en la frágil e inexperta Comisión de Intereses Marítimos de la Cámara de Diputados de la Nación, ademas impulsado tibiamente por quienes se escudan detrás de empresas pesqueras cuyos intereses individuales ocultos están por encima del rol que cumplen, mas aun, una entidad como SENASA -que siquiera puede destrabar la horda de burocracia que exige China sesgada bajo el paraguas aun del COVID-19, para el ingreso de productos pesqueros argentinos-, desea tener bajo su órbita la trazabilidad, que ya tiene el sistema pesquero bajo la órbita de Pesca; ayer se dio por concluido el dictamen en comisión de la Ley de Trazabilidad en la Pesca para ser tratado en tablas, sin un contundente rechazo por parte del sector. Empezando por la Trazabilidad y siguiendo por los descartes y bodegas, justificadas razones que un ámbito distinto a Pesca debiese ingresar.
Pero esto no es todo. Los embates del sector ambientalista continúan y generan una cascada desde el marco internacional; avanzan y generarán una hecatombe dentro de un sector que parece adormecido entre números y convenios colectivos de trabajo; mientras otras entidades, asociaciones civiles, cámaras, «lobbystas» y demás participantes que poco les importa los intereses de la pesca marplatense acomodan sus «tantos» al nuevo orden.
Proteccionismo, ambientalismo, cambio climático, medio ambiente, Areas Marinas Protegidas y otras actividades están habidas de ingresar con nuevas imposiciones al sector, y ya la misma Comisión de Intereses Marítimos dejó sobre el tintero, ayer, la idea de inmiscuirse en el descarte y las bodegas. De fondo no estaría mal, si no hubiese quien lo controle o si quienes deben impulsar medidas, resoluciones, disposiciones y otras ordenanzas están dentro de la órbita de pesca, al menos «conocen el paño», tienen sustento legal a través de la Ley 24.922 y su organismo de aplicación, la Dirección Nacional de Control y Fiscalización Pesquera, quien faculta a través de normas y resoluciones, el Consejo Federal Pesquero y hasta el propio Subsecretario de Pesca y Acuicultura de la Nación, persona que se hace del cargo después de años de experiencia en el sector. Es preocupante el embate de estas asociaciones en un sector por demás controlado y sin entrar quien o quienes serán las «otras» entidades de fiscalización, control y aplicación de multas.
Párrafo a parte será el estudio de la nueva Area Marina Protegida Frente Valdés, un despropósito de tenor superlativo que tiene olor a mezquinos intereses sobre la pesquería del langostino, ante las narices de los participantes con permiso de pesca en aguas de jurisdicción nacional, ya que la idea era trazar un limite hacia el Sur en el paralelo 43Sur, pero que a instancias de otros actores de la pesquería, buscaron llegar al 43 15S dejando asegurada una ventana para el ingreso del recurso protegido en aguas nacionales pero para cosecha en aguas de otras jurisdicciones.
El sector pesquero está frente a un problema mas grave que sus rentabilidades, y es el cambio del orden de nuevos participantes con «lapicera» que dictarán cómo, donde, cuando y con que pescar; mientras tanto, la pesca duerme y confía que ciertos «actores» defenderán contra esos espurios intereses.