La Environmental Justice Foundation (EJF) advirtió en un extenso y muy detallado informe -«Bright Ligth, Dim Prospects«-, que la pesquerÃa de calamar argentino (Illex argentinus), una de las más relevantes a nivel mundial, atraviesa un escenario de fuerte presión y riesgos crecientes. El estudio señala que la falta de regulación en alta mar en aguas aledañas externas a la milla 200 y los abusos laborales asociados a las flotas de aguas distantes amenazan con desencadenar un colapso ambiental y social en la región del Atlántico Sudoccidental FAO 41.

El calamar argentino es considerado una especie clave; ocupa un rol central en la cadena trófica y sirve de alimento para peces de importancia comercial como la merluza y el atún, asà como para mamÃferos marinos y aves. Además, en Argentina representa hasta el 18% del valor total de exportaciones pesqueras, con ventas por más de 300 millones de dólares en 2023, valor que en la temporada de pesca de este año 2025 fue ampliamente superado.
La pesquerÃa se concentra en la plataforma patagónica y áreas adyacentes, donde confluyen corrientes marinas que generan zonas altamente productivas. Sin embargo, la migración de la especie más allá de la Zona Económica Exclusiva Argentina expone al recurso a una explotación sin control en aguas internacionales.
Cada año, cientos de buques poteros provenientes de China, Taiwán y Corea del Sur se concentran en la denominada “milla 201â€, justo fuera de la jurisdicción argentina. El informe estima que entre 2019 y 2024 operaron allà en promedio 343 buques poteros por año, con un aumento del 65% en las horas de pesca durante ese perÃodo. El 91% de ese esfuerzo correspondió a embarcaciones con bandera china de ultima generación.
Las luces utilizadas para atraer a los calamares son tan potentes que forman, en la superficie del mar, un resplandor visible desde los satélites. Esta concentración, que algunos describen como “una ciudad flotanteâ€, contrasta con el régimen regulado dentro de aguas argentinas, donde rigen licencias, monitoreo electrónico y cierres de temporada.

Los desembarques muestran un patrón cÃclico de auge y caÃda. Tras la crisis de 2009, la pesquerÃa logró recuperarse, pero no ocurrió lo mismo luego de la caÃda de 2016. Los Ãndices de captura por unidad de esfuerzo (CPUE) se mantienen en niveles preocupantemente bajos desde entonces, aguas afuera de Argentina.
CientÃficos del INIDEP alertan que un solo año de sobrepesca, sumado a condiciones ambientales desfavorables, podrÃa detonar el colapso de la especie. El antecedente de la pesquerÃa de calamar de corta vida en el Atlántico Norte, que colapsó en los años 80, refuerza la advertencia.
Además del daño ambiental, la investigación documentó testimonios de 169 tripulantes —principalmente indonesios y filipinos— que revelan un alto riesgo de trabajo forzoso en la flota potera de alta mar. Denunciaron golpes, jornadas extenuantes, retención de salarios y prácticas violentas como el arponeo deliberado de lobos marinos y la pesca ilegal dentro de zonas prohibidas

Más de un 60% de los buques chinos identificados en entrevistas estarÃan vinculados a episodios de violencia fÃsica o muertes de trabajadores. Estas condiciones se ven favorecidas por la permanencia prolongada de los barcos en el mar, abastecidos y descargados mediante transbordos que les permiten evitar controles portuarios.
La EJF concluye que la falta de un marco regional para gestionar la pesquerÃa compromete no solo la sostenibilidad del recurso, sino también los ecosistemas y comunidades que dependen de él. La organización reclama medidas de gobernanza colectiva en alta mar, cooperación cientÃfica entre paÃses y controles más estrictos para asegurar condiciones laborales dignas.
De no mediar acciones coordinadas, el calamar argentino podrÃa seguir el mismo camino que otras pesquerÃas ya colapsadas en el mundo. Con una gestión adecuada por fuera de la milla 200, en cambio, el recurso podrÃa sostener la biodiversidad marina y continuar siendo motor económico para Argentina y la región.






