Nuestro país ocupa el puesto 21º entre los países productores de pesca y representa cerca del 1% de las capturas mundiales, con alrededor de 800 mil toneladas desembarcadas.
Sabido es que la producción pesquera de la Argentina está basada en tres especies: merluza hubbsi, langostino y calamar.
Tampoco es un dato menor que en nuestro país el consumo de pescado, en referencia a otros países, sigue siendo bajo, pero ha logrado una mejora sustancial.
https://pescare.com.ar/aumenta-el-consumo-de-pescado-en-la-dieta-de-los-argentinos/
“La idea de rastrear productos no es nueva. En el caso específico de los alimentos, la introducción de sistemas de trazabilidad de la cadena de suministro ha tomado mayor impulso en las últimas décadas, debido especialmente a la promoción de regulaciones de seguridad alimentaria. Las medidas para evitar el fraude o la alteración de los alimentos han sido las primeras y mayores impulsoras de los sistemas de trazabilidad en este tipo de productos. No obstante, el combate a la pesca ilegal, no regulada y no reglamentada y el trabajo esclavo a ella asociada se ha vuelto recientemente un nuevo driver de los sistemas de trazabilidad en los principales mercados del mundo”, indica un informe de “Círculo de políticas ambientales”.
El tan mencionado desde hace algún tiempo “sistema de trazabilidad” se trata de una estructura que permite rastrear los productos, apuntado a los sistemas informáticos y con la utilización de Blockchain.
El Blockcahin (cadena de bloques), es una etiqueta que a través de una estructura de datos cuya información se agrupa en conjuntos (bloques) a los que se les añade metainformaciones relativas a otro bloque de la cadena anterior, en una línea temporal, para hacer un seguimiento seguro a través de grandes cálculos criptográficos.
De esta forma, gracias a técnicas criptográficas, la información contenida en un bloque solo puede ser repudiada o editada modificando todos los bloques anteriores. Esta propiedad permite su aplicación en un entorno distribuido de manera que la estructura de datos blockchain puede ejercer de base de datos pública no relacional que contenga un histórico irrefutable de información.
La utilización de este sistema permite, entre otras acciones:
• dar acceso a todos los atributos de un producto alimentario, no solamente aquellos que se pueden verificar en forma analítica;
• dar acceso a los atributos de un ingrediente en todas sus formas y en todos los eslabones de la cadena de suministro, no solamente a nivel de lote de producción;
• facilitar la rastreabilidad hacia atrás -de dónde proviene el producto- y hacia adelante –a dónde fue-.
Especulaciones indican que el sector pesquero será testigo de la tasa de crecimiento más alta en el mercado mundial de trazabilidad de alimentos en los próximos años, de acuerdo a las directivas de la Unión Europea, Japón y Estados Unidos.
Por caso, el país del norte de América, posee varias leyes al respecto para que se cumplan las normas de seguridad alimentaria, disponiendo de mejoras para la trazabilidad en todo el sector alimentario. Sin ir más lejos, hace menos de dos años, en ese país, se propuso una ampliación del alcance de las normas, planteando establecer requisitos adicionales de mantenimiento de registros de trazabilidad.
Por el momento, uno de los programas de trazabilidad está basado en el riesgo que implica que el importador registrado proporcione y notifique datos clave, desde el punto de vista de la captura hasta el punto de entrada al comercio de los Estados Unidos, donde ya está implementado en 13 especies y productos pesqueros.
En la Unión Europea, las normas entraron en vigor hace más de una década, donde los productos de la pesca, que ingresan a ese conglomerado de países, deben ser validados como legales por el estado del pabellón competente o bien por el estado exportador, acción requerida antes de ser importados o exportados de la Unión Europea. Esto se realiza a través de un certificado de captura.
Otro de los mercados destacados, como lo es Japón, la Legislatura de ese país, aprobó una Ley de prohibición de importación de productos del mar capturados de manera ilegal. Mediante esta ley se requiere que los registros de capturas y transferencias se recopilen y presenten al gobierno japonés para comprobar la trazabilidad, solicitando que las importaciones deben contar con un certificado de captura legal que sea emitido por el gobierno de origen del producto.
Sobre este tema, en nuestro país, un estudio que fue realizado por investigadores del CONICET Mar del Plata, reveló que uno de cada cinco filetes de pescado que se comercializaban, no tenían el registro correspondiente.
El estudio realizado en Mar del Plata y publicado por “Fisheries Reserach”, también marcó que se vendían especies más baratas como productos de mayor valor.
Estas acciones a medida que han sido detectadas, se han ido modificando, no solo por cuestiones comerciales, sino también por una clara toma de conciencia de parte del sector pesquero, donde si bien algunos hacen las cosas muy mal, son más los que respetan cada uno de los pasos que se deben seguir.
En la actualidad, en la Cámara de Diputados de la Nación se han presentado dos proyectos de ley que impulsan la creación de un Sistema de Trazabilidad en la Pesca a Nivel Nacional y que coinciden en la mayoría de los puntos esenciales.
“A diferencia de cualquier otro tipo de instrumento, una ley marco elaborada a partir de la participación de todos los sectores involucrados contribuiría a dar seguridad a todos los actores de la cadena sobre las implicancias del sistema, y colocaría al país entre las naciones más responsables en la actividad pesquera, lo que redundaría en beneficios económicos, ambientales y reputacionales”, nos comenta un especialista en este tema que prefiere reservar su nombre.
Dicho de otro modo, una ley de trazabilidad de la pesca y la acuicultura dotaría al Estado argentino de un importante instrumento para combatir la pesca ilegal y no reglamentada, garantizar la sustentabilidad y el desarrollo económico local, mantener el acceso a los mercados más exigentes y rentables, y conservar el Mar Argentino y el Atlántico Sur.