Conocedor de la industria naval y pesquera, con convicciones claras y mensajes directos, el Ing. Naval y Mecánico de la UBA, socio fundador de los Astilleros SPI, Horacio Tettamanti hizo referencia no sólo al bautismo del B/P “Luigi”, sino que nos permitió dialogar sobre cuestiones más profundas.
Impresionante la obra, ya transformada en buque, imaginamos la satisfacción.
La verdad es que es una jornada reconfortante, porque para los navales estas ceremonias calan muy hondo. Es el fin de una tarea compleja, que requiere muchos esfuerzos, muchos compromisos y es evidente que un barco es la consecuencia de un trabajo en equipo, de los trabajadores, las trabajadoras, técnicos, técnicas, ingenieros, ingenieras, políticas, armadores que apuestan al desarrollo de la Argentina y en estas circunstancias tan particulares.
La Argentina viene de procesos que en algún momento, donde políticas no son tan amigables con la industria. Afortunadamente estos dos años han sido muy positivos en términos de la política.
Estos barcos son consecuencias de las políticas que se fueron adaptando en la producción en los dos últimos años. Hemos venido de una pandemia, venimos de un mundo en crisis, creo que no solo para los argentinos, sino para el mundo entero. Los argentinos queremos dejar este testimonio de trabajo, de paz, de empleo, de producción, que es lo que realmente necesitamos.
Ojalá que esta nueva etapa que comienza la semana que viene en las políticas de producción, que va a estar a cargo del compañero Scioli, que estuvo acá hace poco tiempo en su carácter de Embajador, tenemos la convicción que van a ser seguramente, no solamente continuadas, sino profundizadas, con lo cual estamos con mucha expectativa de que esta etapa de hoy no termine, que podamos continuar y que cada 8, 10 meses los astilleros argentinos sigan “tirando” barcos nuevos -construidos por argentinos- al mar.
Nuestro país necesita que nuestro mar esté ocupado por nosotros porque tenemos que volver al mar y especialmente la flota pesquera que requiere evidentemente un esfuerzo de modernización y por supuesto no quiero dejar pasar el enorme agradecimiento a la familia Solimeno por su inquebrantable compromiso, no solamente con esta obra, sino con muchos años ya de apuesta a este trabajo en equipo.
Sin las empresas nacionales el país es inviable. Que esto sea un ejemplo de una convocatoria donde trabajo y capital argentino podamos encontrar caminos de diálogos constructivos en una comunidad que se organiza alrededor del trabajo, que es lo que realmente queremos la mayoría de los argentinos y hoy este barco, sin lugar a dudas, es un símbolo de que es el camino correcto.
Este tipo de acciones y de trabajo en equipo ¿va hermanado con la marina mercante?
Este es un sector que ha sido fragmentado conceptualmente. Esos pensamientos extraños del Norte, neoliberales, que fragmentan realidades y la convierten en una especie de planes de negocios por pedazos.
La marina mercante es un complejo marítimo, está compuesto por los puertos, por las vías navegables, por la flota de bandera, la marina mercante, los astilleros, la pesca.
Debe ser concebida en términos geopolíticos como una integralidad de desarrollo conceptual y tiene que ser el Estado presente el que tenga que tomar estas decisiones. Tenemos que volver a reintegrar. No se puede pensar una industria naval sin pesca. No se puede pensar una industria naval sin marina mercante. No se puede pensar una industria naval entregando la soberanía del Río Paraná.
Por eso es un momento hoy tan importante. Que el Gobierno no se equivoque, que no vuelva a reeditar modelos privatizadores de la década del ’90.
El Río Paraná y el Río de la Plata –mal llamado hidrovía- tienen que volver al Estado. Tiene que ser el Estado el que fije políticas para defender el trabajo y la producción argentina. Ojalá que corrija aquel Decreto 949 que hemos criticado y volvamos a que el Estado sea presente en el Río Paraná y que volvamos a tener buques de bandera nacional para que realmente la producción pueda tener una competitividad que no se puede ser alcanzada sino tenemos uso de nuestros ríos al servicio de estos objetivos.
Como estudioso y conocedor del tema, tengo que mencionarle el tan nombrado “Canal Magdalena”, del cual se habla hace tantos años.
Justamente esa política de fragmentación que heredamos y donde nos partieron en pedazos, llegamos a esta situación ridícula, donde hoy estamos en Mar del Plata y si quisiésemos navegar al puerto de La Plata, tenemos que ir a pedir permiso a Montevideo, realmente es algo inconcebible.
Por eso el Canal Magdalena es un esfuerzo, es una infraestructura que no solamente integra la Argentina fluvial con la marítima, sino que conceptualmente es una idea de integración de un país único, de un país donde navegar desde Posadas hasta la Antártida y que los argentinos seamos conscientes que somos una de las potencias marítimas más grandes del mundo y somos un país bicontinental y que eso, sin acceso al mar soberano, sin el Canal Magdalena, que nos permita navegar al sur, es evidente que va a quedar en papeles y en discursos vacíos, es la única forma, por eso estamos dando esta batalla y exhortamos al Gobierno y al Presidente Fernández que tome de una vez por todas la decisión de poner en marcha ese canal que sin lugar a dudas va a ser un hito en la integración marítima argentina.
Esto sin lugar a dudas va a potenciar estas cuestiones, más navegación va a significar más buques, más actividad portuaria, más desarrollo de la industria naval y más trabajo para los argentinos.
Esa es la pelea, como bien señalaste, en la que estamos, no solamente en mi caso personal sino que muchos argentinos estamos levantando la bandera de la necesidad de que la Argentina recupere Soberanía Marítima, Soberanía del Río Paraná, Soberanía del Río de la Plata.
Hace algún tiempo el Gobernador Kicillof habló de la importancia estratégica del Canal Magdalena, ¿dónde está hoy en la idea de llevar adelante esa obra?
Esa obra, que hay que tener en cuenta, es emblemática porque simboliza la ruptura de un modelo de sometimiento colonial. Por eso no es de extrañar que enormes intereses seguramente foráneos están atrás para que eso no suceda.
Por eso hacés muy bien en rescatar la palabra de Kicillof porque en esos entes extraños, que a veces se generan, donde uno termina de pensar que los que están ahí no están defendiendo intereses nacionales, la voz de Kicillof fue muy contundente, muy valiente.
¿Cómo sería puntualmente la obra y que costo tendría?
La obra cuesta muchísimo menos de lo que dicen y se hace en mucho menos tiempo de lo que dicen. Depende de una sola firma, la del ministro de Transporte (Alexis Guerrera), o sea que le pedimos al ministro de Transporte que menos palabras y como dice la presidenta (vice) Cristina, agarre la lapicera y firme esa pequeña media carilla, que significa directamente ordenar hacer el Magdalena.
Está todo listo para hacerlo, no hay un motivo para no hacerlo. Solo depende de la firma del ministro de Transporte. Necesitamos menos palabras y más lapiceras.