En una operación que conjuga precisión técnica, coordinación táctica y un inquebrantable compromiso con la salvaguarda de la vida humana en el mar, la Prefectura Naval Argentina llevó a cabo la aeroevacuación de emergencia de un joven tripulante de 19 años, desde un buque pesquero que operaba en plena zona de captura, a más de 290 kilómetros de la ciudad de Rawson, provincia de Chubut.
La alarma se activó cuando, a través de una comunicación radioeléctrica, el capitán del buque Pedrito —de bandera argentina en operaciones de pesca objetivo langostino— informó que uno de sus marineros presentaba un severo dolor abdominal, acompañado de mareos y vómitos persistentes. Tras evaluar la situación a distancia, el equipo médico de la Fuerza determinó la necesidad de su evacuación inmediata, ante la sospecha de un cuadro abdominal de potencial gravedad.
Con la urgencia como norte, un helicóptero con personal altamente especializado despegó de inmediato, escoltado por un avión de apoyo, para ejecutar la maniobra de rescate. Una vez sobre la posición del buque, los pilotos realizaron un meticuloso posicionamiento en condiciones operativas exigentes, permitiendo descender una canasta sanitaria hasta la cubierta. En una acción sincronizada, el joven fue izado con seguridad y trasladado por vía aérea hasta el aeropuerto de Trelew, donde una ambulancia lo derivó al hospital local para su atención definitiva.
El episodio, más allá de su desenlace favorable, constituye un ejemplo paradigmático de la pericia, disciplina y valor del personal de la Prefectura Naval Argentina. En esta misión —como en tantas otras— se materializa el legado histórico de la institución: preservar la vida y brindar seguridad al hombre de mar, incluso en los escenarios más adversos que impone la vasta geografía del Atlántico Sur.