La reciente y sorpresiva decisi贸n del Gobierno nacional de eliminar temporalmente las retenciones a las exportaciones de granos, carnes y subproductos agroindustriales hasta el 31 de octubre ha sacudido el tablero econ贸mico y pol铆tico.
La medida, comunicada en el Bolet铆n Oficial con el DNU 682/2025, que busca acelerar la liquidaci贸n de divisas y fortalecer las reservas del Banco Central, fue celebrada por sectores productivos y criticada por otros, que la califican de 芦electoralista禄 por su vigencia en la recta final hacia las legislativas de octubre.
El paquete incluye a los grandes complejos exportadores: trigo, ma铆z, cebada, soja, girasol, carnes bovinas y av铆colas, l谩cteos, aceites, harinas y hasta biodi茅sel, entre otros productos estrat茅gicos.
Los exportadores deber谩n liquidar el 90% de las divisas en un plazo m谩ximo de tres d铆as h谩biles, bajo apercibimiento de perder el beneficio y volver a la al铆cuota original.
Mientras gobernadores y dirigentes rurales exigen que la baja de retenciones sea definitiva, la medida apunta, en el corto plazo, a contener la presi贸n cambiaria y fortalecer la competitividad en un clima de marcada incertidumbre econ贸mica. El anuncio provoc贸 una inmediata reacci贸n en los mercados: bonos y acciones argentinas treparon entre un 18% y un 25%, mientras el tipo de cambio se descomprim铆a tras rozar el l铆mite superior de la banda. Este repunte se potenci贸 con la expectativa de un posible nuevo pr茅stamo de los Estados Unidos, que ser铆a abordado hoy en la inminente reuni贸n bilateral entre el presidente argentino Javier Milei y su par estadounidense, Donald Trump.
El sector pesquero: otra vez fuera del radar
En medio de este alivio fiscal para el agro, el sector pesquero qued贸 otra vez excluido. No es la primera vez.
Una industria que genera m谩s de 2.000 millones de d贸lares anuales en exportaciones y que sostiene miles de empleos directos e indirectos en plantas, puertos, astilleros, barcos y cadenas de servicios vinculados.
En ciudades como Puerto Madryn, Mar del Plata, Rawson, Comodoro Rivadavia, Puerto Deseado o Caleta Olivia, la pesca no solo es una actividad productiva, sino la base de la econom铆a regional. Sin embargo, sus exportaciones siguen soportando una pesada carga impositiva, que limita su competitividad frente a pa铆ses como Ecuador, Per煤, Espa帽a o China, donde existen incentivos fiscales y pol铆ticas activas para el sector.
Desbalance econ贸mico y se帽ales pol铆ticas
La medida env铆a un mensaje claro: el agro es prioridad, la pesca no.
Esto genera un fuerte malestar entre empresarios y trabajadores del sector pesquero, que reclaman igualdad de condiciones y advierten que sin incentivos, las inversiones se frenan, se posterga la modernizaci贸n de la flota y se corre el riesgo de perder mercados internacionales.
Adem谩s, la pesca enfrenta desaf铆os propios, como la sostenibilidad de los recursos, la fiscalizaci贸n en alta mar y el cumplimiento de normas sanitarias internacionales.
Todo esto requiere una estructura compleja y costos adicionales que no siempre se reconocen en la pol铆tica tributaria.
En un contexto donde el Gobierno busca d贸lares desesperadamente, dejar afuera a un complejo exportador clave parece, cuanto menos, incomprensible.
驴Es una cuesti贸n de desconocimiento? 驴Una falta de lobby por parte del sector? 驴O una estrategia deliberada para concentrar beneficios en el agro?
El reclamo que sigue sin respuesta
La exclusi贸n de la pesca no es nueva.
Cada vez que se anuncian medidas de alivio fiscal para el agro y las econom铆as regionales, la industria pesquera queda relegada, obligada a competir con pa铆ses que apoyan activamente a su sector exportador y que lo defienden con importantes medidas proteccionistas, encareciendo productos importados y ofreciendo barreras arancelarias en defensa de su producci贸n.
Mientras el Gobierno apuesta a los granos y la carne de pollo y bovina, como salvavidas econ贸mico, las comunidades costeras sienten que se les da la espalda, pese a su aporte genuino de divisas y empleo pero en rigor a la verdad, el esquema impuesto es temporal hasta el 31 de octubre y/o hasta completar 7.000 millones de d贸lares; cifra que se necesita para fortificar la estrategia del modelo econ贸mico instaurado por las actuales autoridades pol铆ticas y econ贸micas.
El riesgo es claro: sin un esquema tributario justo, la pesca puede perder terreno en los mercados internacionales, afectando directamente a miles de familias que dependen de ella.
En este escenario de contrastes, queda flotando una pregunta que sintetiza la frustraci贸n y el desconcierto de todo un sector: 芦驴Tendr谩 el Gobierno sus motivos para que un complejo que genera m谩s de 2.000 millones de d贸lares en exportaciones, empleo genuino y riqueza para la Argentina, siempre sea excluido en materia tributaria?禄; sin dudas lo tiene.
Hasta que no exista una respuesta clara, la pesca seguir谩 siendo la gran olvidada de la pol铆tica econ贸mica, navegando en aguas turbulentas mientras observa c贸mo otros sectores reciben el viento a favor.
Resulta particularmente elocuente observar c贸mo, mientras al agro se le tiende la mano con urgencia para facilitar el ingreso de d贸lares al pa铆s, la pesca permanece sumida en el silencio de las decisiones oficiales, sin recibir siquiera una menci贸n en las pol铆ticas de alivio tributario, a pesar de su indiscutible aporte estrat茅gico y de su capacidad para generar empleo genuino y divisas. Esta exclusi贸n, sin embargo, no puede explicarse 煤nicamente por la falta de visi贸n gubernamental: tambi茅n es reflejo de una deuda interna del propio sector, que durante d茅cadas ha navegado sin una br煤jula clara en la construcci贸n de su representatividad.
Se pesca en el mar, pero tambi茅n se pesca en los escritorios del 谩mbito del poder, en las mesas de negociaci贸n y en los pasillos donde se definen las pol铆ticas p煤blicas. En ese terreno, la pesca estuvo siempre ausente, enclaustrada en una din谩mica herm茅tica, donde referentes casi an贸nimos se han limitado a gestionar beneficios circunstanciales, sin cimentar las bases s贸lidas de una defensa sectorial articulada y leg铆tima. Han primado los intereses particulares por sobre la construcci贸n de una voz colectiva capaz de interpelar al Estado con fuerza y legitimidad.
En lugar de tejer alianzas perdurables, muchos interlocutores se replegaron en sus propios negocios, privilegiando la ganancia inmediata sobre el desarrollo integral del sector.
Tras la 125, el campo articul贸 un bloque propio y proyect贸 su influencia en el Ejecutivo, el Legislativo, el Judicial y el 谩mbito medi谩tico, ganando la opini贸n p煤blica al subrayar los aportes de su actividad. La pesca, en cambio, permaneci贸 ensimismada y encerrada en contiendas laborales, gremiales y de inter茅s en comunicar que la pesca paga, y mucho por su actividad; pero en el fondo nunca abri贸 el juego ni construy贸 relato, y hoy padece una prensa adversa que magnifica cada traspi茅 y eclipsa su contribuci贸n a las comunidades involucradas en forma directa o indirecta.
As铆, mientras el campo supo crear y destacar instituciones y l铆deres visibles que hoy son interlocutores naturales en los poderes del Estado, la pesca carece de una estructura pol铆tica y legislativa que la represente, dej谩ndola vulnerable frente a los embates de las pol铆ticas fiscales y regulatorias de turno. La falta de visi贸n pol铆tica tiene su impacto.
El resultado es un sector que, a falta de una defensa f茅rrea de sus derechos, ha visto c贸mo sucesivos gobiernos imponen cargas y restricciones sin encontrar resistencia organizada. En este contexto, culpar exclusivamente a la clase pol铆tica resulta una salida c贸moda: es m谩s f谩cil se帽alar al gobierno que asumir las propias decisiones, las fragmentaciones internas y la falta de visi贸n estrat茅gica.
Hasta que la pesca no se mire a s铆 misma con la misma severidad con que se帽ala al poder pol铆tico, seguir谩 siendo un actor pasivo en su propio destino, condenado a esperar desde la orilla mientras otros sectores navegan con rumbo firme hacia los puertos de la decisi贸n y la influencia.
