En un escenario económico marcado por la búsqueda de estabilidad, el reacomodamiento de variables y el control de la inflación, las relaciones laborales en Argentina se encuentran en un punto de inflexión. La política de contención salarial impulsada por el gobierno ha generado tensiones en diversos sectores, entre ellos, el pesquero.
La implementación de paritarias limitadas, con incrementos acotados al Índice de Precios al Consumidor (IPC), ha sido una constante en las negociaciones del último trimestre de 2024 y se proyecta que esta tendencia se mantendrá en los primeros meses de 2025. Si bien aún resta cerrar acuerdos definitivos, las señales indican una convergencia hacia parámetros salariales más acotados. Sin embargo, esto parece contrario a la política que intenta implementar el gobierno central en la figura de su Ministro de Economía Luis Capituo, quien busca para los próximos meses » paritarias cero «. Un modelo que fue ya resistido con una fuerte advertencia de un líder de la CGT por la política salarial del Gobierno: “ Va a haber un plan de lucha, seguro ”, anticipó.
Octavio Argüello, miembro del triunvirato cegetista, anticipó que la dirigencia se reunirá esta semana y que rechazan la no homologación de los acuerdos que superan el 1% mensual y la negociación por empresa que impulsa la Secretaría de Trabajo.
“La inflación no será nula, por lo que la discusión salarial jamás puede partir de un punto cero”, afirmó. Enseguida expresó su descontento respecto a la actuación de la Secretaría de Trabajo, liderada por Julio Cordero, por no homologar los incrementos salariales que superan la pauta oficial: “Si los acuerdos no se homologan, no existe respaldo legal, lo que provoca que las empresas se nieguen a cumplir con lo pactado. De continuar esta situación, la conflictividad social irá en aumento. De hecho, ya hay gremios en conflicto debido a la falta de homologación de sus acuerdos”, señaló.
En esa línea, agregó: “Considero que es imprescindible elaborar un plan de lucha. Hasta ahora, las disputas han estado circunscritas a las negociaciones salariales, pero a corto plazo esto podría derivar en movilizaciones conjuntas, para lo cual es fundamental contar con un plan estratégico. El conflicto, en sí mismo, carece de sentido si no está orientado a un propósito claro. Debemos recordar que nuestra última herramienta es el conflicto”, concluyó.
La industria pesquera, que siempre parece transitar otros bemoles, habida cuenta que se discuten agendas distintas a las de las altas esferas y mucho mas onerosas, es altamente sensible a las variaciones de los costos laborales y expuesta a las fluctuaciones del mercado internacional, se encuentra navegando en un mar de incertidumbre; costos indexados en pesos y producción atada a un Tipo de Cambio anclado en el 1% mensual, con el agravante de la falta de precios en el segmento internacional de las especies de origen marino argentino. La necesidad de asegurar la sustentabilidad de las operaciones y la competitividad del sector exige una cuidadosa calibración de las negociaciones salariales.
No obstante, el sector ha demostrado una notable capacidad de adaptación. La unidad demostrada por las empresas pesqueras en conflictos recientes, como el ocurrido en Rawson, augura un frente común en las próximas negociaciones. Se vislumbra la posibilidad de desvincular los ajustes salariales de la inflación y vincularlos a indicadores productivos, una propuesta que, de concretarse, podría ofrecer una mayor previsibilidad y estabilidad al sector. La producción podría tener mayor aceptación entre participantes del sector a encontrar un equilibrio mas justo y equitativo cuando comienzan a trazarse esquemas con posibilidades de negociación a la baja, cosa que ademas de resistida por los gremios, peca de ingenua a la hora de conservar la paz social.
La política salarial actual plantea un desafío complejo para el sector pesquero: conciliar las demandas de los trabajadores con la necesidad de mantener la competitividad en un contexto económico volátil, sin precedentes y con precios deprimidos en un marco inflacionario muy por encima de las devaluaciones del Tipo de Cambio, con lo que se genera inflación en moneda dura y su impacto directo a la competitividad. Un esquema rumbo colisión para toda la actividad. La búsqueda de un equilibrio entre estos dos objetivos será determinante para asegurar la sustentabilidad económica de la actividad y garantizar el empleo en las comunidades costeras.
En este contexto, se espera que las negociaciones salariales en el sector pesquero se desarrollen en un marco de diálogo y consenso, buscando soluciones que permitan superar las tensiones actuales y proyectar un futuro de crecimiento y desarrollo para la industria, que por el momento parece difícil.
En el off the record, en el personal embarcado, todo parece a encaminarse a cerrar el trimestre Octubre, Noviembre y Diciembre con valores acordes al IPC, fijando también para el cierre del ejercicio 2024-2025 hasta fines de febrero con valor IPC, no obstante, de continuar con esta ajustada política de valores, al final del año podría terminar con una inflacion en dolares de al menos un 22%, como diferencial entre IPC vs devaluación de la moneda (Tipo de Cambio), guarismo que deja fuera de competencia los productos argentinos en el mundo con la irremediable complejidad que atraviesa la industria y todo el sector.
Mientras tanto, Caputo sujeta y los gremios estiran, el resultado una vocación impredecible que atenta contra la estabilidad y paz social del sector laboral productivo industrial y exportador.